Y ahora que está curada, continúan los despropósitos. Mientras que en otro país les conceden la libertad una vez que dan negativo, aquí la mantienen presa. O sea, que la paciente y sus allegados son tan tontitos que no podrán evitar que algún fluido de su cuerpo contamine a otra persona
O simplemente es más barato mantenerla encerrada el mayor número de días posible que controlarla a ella y como mínimo a su marido durante los meses que supuestamente puede persistir el virus en algunas partes de su cuerpo. En esta ocasión son los médicos los que me decepcionan.
Espero que ese abogado que contrataron les asesore con prudencia. Pienso que ella tiene derecho a acudir a la justicia por el perro, pero también el dueño y trabajadoras de la peluquería pueden exigirle a la enferma una compensación económica considerable.
Y no me olvido de la estupidez de la población. Son muchos los peligros que provocan muchísimos más muertes que el ébola, pero la gente enseguida quiere aislar a los tocados por la enfermedad.
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