Él que cruzó un océano para conocerme, porque cree en mí, en este amor, y nos acercó cuando nuestras almas ya se habían tocado.
Quien me hace suspirar, y evoca un halo de ternura al verle, al perderme en su mirada y ver como poco a poco se desenfoca el fondo a su alrededor.
Quien provoca una tormenta de emociones, que a veces no identifico, pero que me guía por ellas para reconocerlas y disfrutarlas.
Quien me hace reír como niña y presta su hombro cuando estoy triste, quien deja de lado todo por secar esas lagrimas que escurren por mi mejilla, y quien me brinda protección al sentirme vulnerable, quien me hace sentir segura.
Quien transmite su nobleza y bondad, pero que al mismo tiempo tiene la mano firme para darle el lugar que le corresponde a cada quien.
Quien mediante sus palabras calma al más colérico, alegra al más triste y convence al escéptico.
Quien ocupa gran parte de mis pensamientos, quien me entiende y apoya.
Quien no se rinde ni da la vuelta cuando discrepamos, el que escucha y es escuchado.
A quien yo amo y respeto tanto, a quien llamo mi amor y compañero de vida. Con quien quiero compartir más y más de mi vida.
A walk, a mi pequeño, para ti A.