Es que Bernardo era mucho Bernardo.
Él era todo lo que yo siempre he buscado en un hombre. Nunca quise compartir mi vida con nadie, nuca estuve en búsqueda de un compañero, excepto si tuviera unos valores y unos ideales concretos.... y entonces apareció Bernardo con todo ello: educado, responsable, amable, leal, un corazón que no le cabía en el pecho, ambicioso, inteligente.... y que decir de sus seductores y dulcisimos ojos azules? Su melena y su barba dorada? Es que Bernardo era así.... tanto en el exterior como en el interior: era igual al chico que yo imaginaba desde que era niña y jugaba a las muñecas y principes azules...
No he dejado de vivir desde que se fue, he seguido con mi vida, he buscado mejorar en todo, nunca descuide mis amigos y familia. Conocí nuevos amigos, nuevos países, nuevos retos. Conocí también a otros hombres. Pero es imposible no recordar los dulces momentos con Bernardo. El tiempo que estuve con él fue un oasis dentro de la ardua caminata de la vida.
Dios me regaló este momentillo de mi vida, pero vaya regalo! Vaya regalo! porque después me lo quitó así como así....
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