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Me pregunto últimamente si a pesar de todas esos nuevos debates en torno al amor que se han ido poco a poco integrando en la sociedad (poliamor, emancipación etc) en el fondo no hayan generado cambios tan profundos como a distancia pueda parecer a la hora de relacionarnos.
Pertenezco a una generación cercana a los 30 años que se suponía rupturista con muchas ideas tradicionales pero empiezo a observar a mi alrededor casos que yo creía superados: parejas que inician una convivencia y que por considerar con los años que les proporciona un plan estable de vida y aunque objetivamente la relación amoroso se vaya diluyendo, aguantan y aguantan por inercia.
Casos en los que a los pocos años de relación y con tal de mantener algo que se va muriendo, deciden abrirse al poliamor con la intención de que esas aventuras que se puedan tener fuera de la relación principal sirvan para paliar las carencias que cada vez se hacen más evidentes entre los novios.
Planes en pareja que se reducen exclusivamente a ser en compañía de la familia de ambas partes o con amigos, como si el hecho de establecer un plan entre los dos solos hubiera quedado atrás, en los tiempos del esplendor en la hierba que parece ser más lejano.
¿Y si en el fondo no hemos cambiado tanto?
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