Un merecido homenaje a esos animalitos que cuando estamos tristes nos sacan una sonrisa, nos hacen felices, son fieles, cariñosos y admirables.
Yo he tenido la suerte de convivir con tres perros y los tres dejaron huella en mi corazón.
Yo tuve un alsaciano blanco, se llamaba Lobo, una pasada de perro y una belleza, se murió jovencito, antes del año, pilló un parásito raro y nada se pudo hacer nunca olvidaré a ese perro, tengo otros dos hace ya unos años, pero como mi Lobo ninguno.
A mi ya me están esperando dos, los veo sentados mirándome, esperando pacientes a que llegue mi hora para reunirme con ellos en un paseo eterno por el campo infinito. Y el que tengo ahora me esperará con ellos cuando llegue el momento. Por eso no temo a la muerte.
Un abrazo a todos aquellos que los valoráis como los valoro yo.
Sii me uno al homenaje, son incondicionales, amorosos, nobles, auténticos que decir es de lo unico que no podría prescindir en la vida , yo creo que no sabría vivir sin ellos