Tener el Don de la palabra

Emuleramal

Estimados Contertulios, espero todos ustedes estén muy bien.

Quisiera consultarle a la comunidad cual es la interpretación que le dan a la frase " Poseer el Don de la palabra" y como aplica esta a las relaciones, ligues etc.

En mi caso quienes me conocen, me aseguran ser poseedor de ello, lo cual hasta el día de hoy me cuesta asignarle crédito, no me veo como tal.

Espero sus opiniones... La idea es ir aunando conceptos, precisiones, aplicaciones de este, etc.

Saludos cordiales.

Davauron

Yo te puedo asegurar que tengo ese don, y sabes si funciona, para ligar y conocer gente, pero a la hora de la verdad, lo que vale son los los hechos, métete en la cabeza que hombre es aquel que enamora a una sola, y no el que anda coqueteando con la una y con la otra en las redes sociales.

Cuando te dediques a conquistar a una sola mujer, sabrás mucho más de mujeres, que aquél que intenta conquistar a varias a la vez.

Emuleramal

De hecho de Don Juan no tengo nada.

Soy bastante majadero en ese aspecto, además por un tema de sanidad mental, cuando es el momento, me enfoco en la persona

Ahora a raíz del presente que estoy viviendo ( no puedo cerrar un ciclo a raíz de cuestiones anexas, a una ruptura, poco tienen que ver, pero afectan) no me siento en condiciones de empezar algo, enfocarme en ello como corresponde.

usuario_borrado

No entendí.

¿A qué te refieres con el Don de la Palabra? Porque nunca lo explicas ni en las relaciones, ni en los ligues, aparte dices que de Don Juan no tienes nada cosa que me parece muy contradictoria si los que te conocen aseguran que si la tienes. Si no la tienes no puedes aportar nada a este hilo que abriste.

Zeus6

Me recuerda aquella frase que decía que: los hombres se enamoran de lo que ven, y las mujeres de lo que oyen, por eso las mujeres se maquillan, y los hombres mienten (entiéndase por mentira como omisiones, exageraciones, y adornos), ¿eh?...pienso en el don de la palabra mas bien como la honestidad y saber abrirse sin miedos, para decir quien somos,.. no como un recurso para convencer a nadie de lo que sea y como sea...

luchanadj

Tener "don de palabra" es sinónimo de algo que hemos hablado aquí muchas veces: asertividad.

Si buscas asertividad en un buscador, valga la redundancia, verás que es la habilidad de saber expresar tus inquiertudes a los demás de forma positiva, es decir, de manera que surta los efectos que buscas en ellos.

Saludos.

Emuleramal

Que buena definición de ello, esto se acerca bastante a una idea vaga que fuí formando respecto del concepto citado.

Emuleramal

Claro que de Don Juan nada tengo ( en mi país es ser Jote), hacía alusión a tener el don de la palabra y lo haremos extensivo a varios aspectos mas.

Facilidad para relacionarse con varias personas dentro de un ambiente determinado, y capacidad de concentrar la atención.

Hoy por hoy, no me las doy para nada de Jote, pero si muy observador del entorno y con quien me pueda relacionar, ya que una muy mala experiencia, me ha dejado magna cicatriz, escogeré a mi eventual compañera con pinzas.

Incitatus

Pero el Don de la palabra no tiene nada que hacer contra el Don Dinero....en un duelo, ya se sabe quien ganaria......

Emuleramal

Total y plenamente de acuerdo, pero a estas alturas del partido se tiene la capacidad de discriminar y ver quien está interesado en lo segundo.

TheReckless

Con tu permiso haré una pequeña reflexión al tema.

Está muy bien tener el don de gentes y seguramente si te lo corroboran tus allegados sea cierto, pero tener el don de gentes implica ser muy sociable (y convincente) y eso cada uno puede verlo desde su propia perspectiva como una cualidad más o menos ventajosa. Habrá quien lo vea como que abre las puertas al paraíso o todo lo contrario, repercuta a mal en la vida personal (lo ideal, el equilibrio).

Particularmente admiro a las personas dotadas de esta cualidad, pero si no va junto a otro tipo de cualidades como la nobleza, honestidad, humildad etc, me suelen dar desconfianza. Puesto que a mi parecer una persona que cae bien a la mayoría con mucha facilidad y tiene tan fácil el acceso a la gente y que además dicha persona sea consciente de su virtud... vamos, que le saca el máximo partido... puede ser hasta "peligrosa". Esa es mi opinión.

El don de gentes es un bien utilizado generalmente para abarcar más y poseer más a nivel social (por ejemplo diversión, atención, ligues...). Se convierte en un foco al que todos siguen y eso tiene su mérito ciertamente, sin embargo a la hora de conocer gente (después de las primeras impresiones) seguro que no soy la única que prefiere conocer en profundidad a alguien menos interesado en ello y más en demostrar con hechos de qué pasta está hecha

En cuanto al don de la palabra (sí, me he ido por otro lado xD), es otro tema, si es por escrito seducirás mucho a nivel intelectual, y hablando dependerá de tus intereses y de lo que compartas con los demás, cosa que desconozco y poco podré opinar al respecto

LoveMusic

Una imagen, vale más que mil palabras.

"Tener el Don de la palabra". Definición gráfica:

Odile

Acabo de recordar un sueño que tuve el otro día... en él, el nuevo novio de mi amiga (el cual no convence demasiado a su familia) era éste tío... y yo le decía a mi amiga: 'pero tú estás loca? no te das cuenta que es un liante, y te está engatusando?'

Yo soy de las que creo que las grandes virtudes pocas veces van acompañadas de grandes palabras

Emuleramal

Quien es el personaje de la fotografía?

Zeus6

Es el famoso de turno aquí en España, le llaman el pequeño Nicolás,...pero como aquí en España adoramos las cortinas de humo para llenar noticiarios, mientras nadie repara en los asuntos realmente graves,, es un país de circo, farándula y pandereta...¡Pan y circo para el pueblo!,..o era ¡cervezas, pornografia y fútbol!
Y "marujeo", "marujeo" absolutamente estéril...Aquí los que tienen el "don de la palabra" se han llevado a los ciudadanos "de calle", y así va el país..

Danteojos

Interesante tema este del poder de la palabra

Personalmente considero que existe pocos poderes tan desmedidos como el que pueden llegar a conceder las palabras a quienes saben manejarlas, razón por la que desde siempre las he venerado y rendido pleitesía, aun consciente de que su extraordinario poder no reside tanto en ellas mismas como en la destreza y habilidad de aquellos que las toman en arriendo. Pero la verdad es que ese poder, bien esgrimido, no tiene en principio límite, puede quitar y poner tronos, levantar imperios o asolar ciudades; causar irreparables daños o reconfortar cual sanadora tisana, disuadir o enardecer, demoler o curar, aborrecer o cautivar, hundir o encumbrar; las palabras pueden ser deletéreas como un funesto tósigo o apacibles como séricas caricias; pueden ser oscuras como el alma de los réprobos o centelleantes como inflamados luminares.

Y, pese a todo eso, lo cierto es que no son en sí mismas nada, meros trazos (o sonidos) desprovistos de materia, salvo si acaso tinta, inocuo acervo el suyo si no fuera porque en última instancia todo su poder estriba en la sugestión que provocan, ya sea para suscitar hostilidad, ya para infundir ánimo, ya para hacer que florezca el amor o el deseo. Son en ese aspecto el mayor exponente de lo que vendría a ser la magia, en cuanto a que únicamente poseen verdadera fuerza cuando su receptor cree de verdad en ellas.