Hace algún tiempo tuve un sueño raro que repitió cuatro o cinco veces. Los detalles cambiaban, pero el escenario era siempre el mismo, por eso lo recuerdo, aunque han pasado algunos años.
El mundo había sido arrasado por una especie de guerra química; la gente vivía en las cumbres de unos rascacielos que cubrían todo el planeta; estaban interconectados por precarias pasarelas de chatarra. En las calles, abajo, una niebla amarilla, densa como el puré, lo cubría todo. El cielo era siempre tormentoso. Se decía que los que vivían abajo eran gente sin alma y todo el mundo les tenía mucho, muchísimo miedo, aunque nadie les había vista nunca; en un viaje a la parte de abajo, descubría que los que los seres sin alma, que viajaban siempre de la mano en grupos pequeños porque en la niebla no podía usarse la vista y bloqueaba los sonidos lejanos, decían exactamente lo mismo que los de arriba y les tenían idéntico terror.
Luego, no lo volví a soñar mas. A veces un sueño, aunque sea recurrente, no significa nada.
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