Este proceso tiene pinta de degenerar en lo típico: dejarse pisotear, perder la dignidad, que equivale perder el último reducto que nos separa de la barbarie.
En el querer hay lo justito de ego; tirando a nada. Si prevalece el ego, es que no es amor, es putrefacción. Relación rota, irreversible (como todas las rupturas asimétricas). Que cambie o no cambie...