No hay justificación, la infidelidad tiene mucho que ver con el ego y con el aburrimiento y bien poco con la depresión o la incomodidad, aunque sean las excusas habituales.
Llegados a este punto, dos caminos a tomar te quedan, perdonar o dejarla. En ambos casos debes de llegar hasta el final. Todo lo que sea quedarse a medio camino será un gran error.