Poemas de Amor de la Novela "La ilustre Fregona" de Miguel de Cervantes Saavedra
Poemas de Amor de la Novela "La ilustre Fregona":
:latiendo: ¿Quién de amor venturas halla? El que calla. ¿Quién triunfa de su aspereza? La firmeza. ¿Quién da alcance a su alegría? La porfía. De ese modo, bien podría esperar dichosa palma si en esta empresa mi alma calla, está firme y porfía. ¿Con quién se sustenta amor? Con favor. ¿Y con qué mengua su furia? Con la injuria. ¿Antes con desdenes crece? Desfallece. Claro en esto se parece que mi amor será inmortal, pues la causa de mi mal ni injuria ni favorece. Quien desespera, ¿qué espera? Muerte entera. Pues, ¿qué muerte el mal remedia? La que es media. Luego, ¿bien será morir? Mejor sufrir. Porque se suele decir, y esta verdad se reciba, que tras la tormenta esquiva suele la calma venir. ¿Descubriré mi pasión? En ocasión. ¿Y si jamás se me da? Sí hará. Llegará la muerte en tanto. Llegue a tanto tu limpia fe y esperanza, que, en sabiéndolo Costanza, convierta en risa tu llanto. :latiendo:¿Dónde estás, que no pareces, esfera de la hermosura, belleza a la vida humana de divina compostura? Cielo empíreo, donde amor tiene su estancia segura; primer moble, que arrebata tras sí todas las venturas; lugar cristalino, donde transparentes aguas puras enfrían de amor las llamas, las acrecientan y apuran; nuevo hermoso firmamento, donde dos estrellas juntas, sin tomar la luz prestada, al cielo y al suelo alumbran; alegría que se opone a las tristezas confusas del padre que da a sus hijos en su vientre sepultura; humildad que se resiste de la alteza con que encumbran el gran Jove, a quien influye su benignidad, que es mucha. Red invisible y sutil, que pone en prisiones duras al adúltero guerrero que de las batallas triunfa; cuarto cielo y sol segundo, que el primero deja a oscuras cuando acaso deja verse: que el verle es caso y ventura; grave embajador, que hablas con tan extraña cordura, que persuades callando, aún más de lo que procuras; del segundo cielo tienes no más que la hermosura, y del primero, no más que el resplandor de la luna; esta esfera sois, Costanza, puesta, por corta fortuna, en lugar que, por indigno, vuestras venturas deslumbra. Fabricad vos vuestra suerte, consintiendo se reduzca la entereza a trato al uso, la esquividad a blandura. Con esto veréis, señora, que envidian vuestra fortuna las soberbias por linaje; las grandes por hermosura. Si queréis ahorrar camino, la más rica y la más pura voluntad en mí os ofrezco que vio amor en alma alguna. :latiendo: |
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