Respuesta: En serio, ¿Qué buscáis las mujeres?
 

Un dos tres, lea otra vez ....

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Tienes razón no leí bien, era un sarcasmo pero como quiera lo mismo le diría a quejoso

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Hace falta un psicologo en linea creo jajaajajja :aplauso:

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Aquí aporto mi retroalimentación o feedback, pues siempre me han gustado las experiencias lírico-costumbristas-novelescas. Doy una puntuación de 8/10 a todo lo que se ha cocido aquí.

En lo costumbrista, el olvido del abandono, la voz que se apaga en el ruido de la modernidad, fundida en el anonimato de un mar de emojis rechonchos, entre pseudónimos y avatares de extrañas apariencias. Sin caer en lo quejumbroso, el microrreproche invita al desafío; recoger el guante lanzado, de tal modo que si alguien es mujer, lee el texto, se siente implicada. Eso ha creado el salseo necesario.

Y en la parte novelesca, The Guardian, de esa corriente del pensamiento artístico píldoras-rojas-negras-colorines, y su claustrofóbico universo de mujeres sumidas en la decadencia. Se han echado en falta visitas estelares y apariciones en el desierto con voces atronadoras diciendo 'si eres hombre, huye, huye lejos; vete de esta tierra maldita'. Me hubiera gustado cierto guiño sci-fi, de aliens con rulos acariciando gatos y señalando a sus víctimas con la boca abierta, hasta paralizarlos, cual invasión de los ultracuerpos; lo que hubiera dado pie a una interesante saga de fantasía psicodélica, prolífica en secuelas y precuelas. Un saludo, ávidos lectores y cinéfilos.

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Totalmente en contra del 8/10. No creo que el crítico haya tenido en suficiente valor, el que sin insultar ni faltar a nadie, se consiguió un empiece de caza de brujas (nótese el empleo de la metáfora, provocativa otra vez), parada la agitada población, por unos cuantos foreros que, o bien entendieron el mensaje, o bien me conocen algo más. Por tanto, pido una nueva valoración.
En cuanto a lo de the Guardian, cada uno es esclavo de sus palabras, no de las de otro.

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Queda claro que ésta es una historia no guionizada, a pesar del símil palomitero, por lo que el desarrollo espontáneo de los acontecimientos, reflexiones y pequeñas patadicas, produjo un crisol de contrastes. Como si se tratara de una buena sitcom, de lo cotidiano se abre paso al disparate, con solo unos ingredientes adecuados. Personajes que actúan de maneras peculiares y que irrumpen cual advenedizos. Mi papel, lejos del proselitismo de la escuela de las píldoras rojas, es el de dar la turra y decir memeces. Hoy es que hacía calor y eso me afecta al riego.

Dicho lo cual, se ha llegado a ese necesario punto muerto en el que la pregunta planteada originalmente no obtuvo contestación, por ser la referida 'búsqueda' algo más particular que general, sin atender a unos estándares básicos. Soy del gusto de los finales abiertos. Cada cual se come el tarro viendo el panorama. La necesaria lucha interior que conduce a una respuesta 'a su manera' que puede germinar en algo provechoso, aunque sea por extraños caminos.

Sin entrar en el mundo de los advenedizos telemáticos, están los advenedizos (o las advenedizas) que vienen a tocar las criadillas, que dejan una huella profunda, o cicatrices visibles. Su peligro está en el condicionamiento, la aprensión; ataduras innecesarias. No quiero parecer un bestia. No creo en la corrección, ni en las sutilezas. Si hay que comprobar que alguien -en lo cercano y en lo afectivo- está para construir o desbaratar, es mejor llevar las cosas al límite. A veces canta mucho la desconsideración, el utilitarismo de ciertas personas que dicen querer, o 'interesarse'. Y eso bien merece un recuerdo, un souvenir. No digo montarles un cristo, pero, digamos, la vida está para hacerla interesante. Sin que nos convirtamos en sufrientes o gozosos espectadores.

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Suponiendo, que en serio, pudiera tener la respuesta, ¿qué haría?.

Siguiendo con los supuestos, esa respuesta que tiene en su haber, es por un instante de tiempo, y que también entiende, que nada permanece sin cambios, en cualquier ámbito, incluidas las relaciones humanas.

Por lo tanto, esa respuesta, en otro instante de tiempo, puede ser el caso (potencial), que no se aplica, no se corresponde, incluso hasta puede ser incorrecta y no tiene que ver con la mujer tonta, boba, alocada, o tarada, que ha usado, con tanta liviandad, ni que fuera el norte o el rumbo, de las convicciones humanas.

Pero alejándonos del pesimismo, veamos… Ud. tiene su respuesta, y encuentra la mujer que resuelve sus dilemas, ¿cómo? arriba a la conclusión, que ella, quiere lo mismo que Ud., (que no lo ha manifestado), lo elegiría.

Mire, le doy una analogía, suponga que un pastor que tiene un rebaño de ovejas, y una, dos o tres o la mayoría de sus ovejas, no se comportan y atentan contra el pastor y al rebaño, ¿cuál sería la conclusión?, ¿las ovejas son taradas?.

Porque lo que se puede discutir y se aplica en general, que al rebaño gordo, es como al pastor, su esmero.

Ahora si es tan amable y me contesta, ¿porque suda tanta progesterona?, ¿se prepara para un cambio de sexo?:pensando:

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Una respuesta de 7/10 :D

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La verdad que no lo tengo pensado. Entre las primeras cosas que tengo por hacer, un cambio de sexo no entra dentro. Por ahora, prefiero ver respuestas pedantes de gente que se descalifica a si mismos por el historial de sus respuestas. Todo ello, con mis órganos reproductores fuera y no dentro. El tiempo dirá si decido cambiar de sexo. Mucho me temo, que por más tiempo que pase, su pedantería y su falta de empatía no tendrán arreglo.

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Chupito cada vez que Dr.Champ diga "falacia" :D:D:D

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Y porque no me he dedicado a darle a la cazalla, que si no bajaría al cinquillo raspadín.

No obstante, aquí hay nivel. No se puede competir con celebridades. Y es que, cuando digo que estos hilos son perfectos atractores para 'talentos' innatos, no lo digo de chufla. Se ha creado un vivero de ideas hirvientes 'burbujeantes', venidas de cabezas prominentes.

La analogía del rebaño surgió de una tarde bebiendo té con el monóculo puesto, charlando de los ecos de sociedad y de asuntos acuciantes, como lo inmoral que resultaba que una mujer enseñara muslo bajo su faldón. La charla, por momentos, se volvía acalorada ese otoño, en el Club Reformista londinense. En un receso, el público masculino, reunido en el salón de estilo rococó del citado club (cuyo acceso estaba prohibido a mujeres), calló, produciéndose un inquietante silencio. El monóculo de Marcelo cayó aparatosamente en su tacita de té de porcelana.

Algo iba mal. Muy mal.

Marcelo adquirió un semblante severo. Se agarró fuertemente a la mesa. Musitó, ante la progesterizada concurrencia y, acto seguido, señaló a uno de sus participantes con el dedo índice acusador. 'Usted, usted, usted, invitó a una fanta a Linda Conwell. Una fanta, una vulgar fanta (escándalo). Usted, que tiene en sus bodegas la mejor ginebra de Inglaterra, se dedica a estas racanerías. No es digno de esta institución'.

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Que rulen esos tripis que tomáis algunos antes de comentar.