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OLVIDÉ QUE NO EXISTES Desde siempre di por hecho tu existencia. No conocía tu rostro, ni tu corazón pero en mis sueños reales nunca faltó tu presencia. Me sacrifiqué estudiando por satisfacción personal, por responsabilidad, y por qué no decirlo, por tener algo que ofrecer en eso tan bonito que construiríamos. Rechacé a chicos que no eran tú, pues siempre tuve claro cómo debías de ser tú y que merecía la pena esperarte, independientemente de que nuestro amor cuajase o no. Te soñé despierta tantas veces... queriendo imaginar tu rostro, tu mirada,... Recordé mil veces las conversaciones que hubiéramos tenido, los sueños compartidos, los hijos deseados, los momentos dulces y también los amargos, pero olvidé lo fundamental... olvidé que no existes. |
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Annabel Lee. Edgar Allan Poe.
Hace de esto ya muchos, muchos años, cuando en un reino junto al mar viví, vivía allí una virgen que os evoco por el nombre de Annabel Lee; y era su único sueño verse siempre por mí adorada y adorarme a mí. Niños éramos ambos, en el reino junto al mar; nos quisimos allí con amor que era amor de los amores, yo con mi Annabel Lee; con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí. Y por eso, hace mucho, en aquel reino, en el reino ante el mar, ¡triste de mí!, desde una nube sopló un viento, helando para siempre a mi hermosa Annabel Lee Y parientes ilustres la llevaron lejos, lejos de mí; en el reino ante el mar se la llevaron hasta una tumba a sepultarla allí. ¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-, llegaron a envidiarnos, a ella, a mí. Y no más que por eso -todos, todos en el reino, ante el mar, sábenlo así-, sopló viento nocturno, de una nube, robándome por siempre a Annabel Lee. Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos, más grandes que ella fue, que nunca fui; y ni próceres ángeles del cielo ni demonios que el mar prospere en sí, separarán jamás mi alma del alma de la radiante Annabel Lee. Pues la luna ascendente, dulcemente, tráeme sueños de Annabel Lee; como estrellas tranquilas las pupilas me sonríen de Annabel Lee; y reposo, en la noche embellecida, con mi siempre querida, con mi vida; con mi esposa radiante Annabel Lee en la tumba, ante el mar, Annabel Lee. |
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Dicen los sabios que el sigilo de oro español se remonta a finales del siglo XVI y el XVII, el segundo libro más traducido después de la biblia e inventor de un nuevo género, la novela, es el Quijote, objeto de admiración por el mismísimo William Shakespeare.
Hoy me gustaría hacer un pequeño homenaje a la edad de plata de la cultura española, la generación del 98 (1898) y del 27 (1927), el primer tercio del siglo XX es posiblemente el mayor exponente cultural a nivel mundial tras el siglo de oro. Picaso, Salvador Dalí, Luis Buñuel, etc, etc, etc... Y Federico García Lorca de quién quiero compartir una de sus poesías de un poeta en Nueva York. Panorama ciego de Nueva York Si no son los pájaros cubiertos de ceniza, si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda, serán las delicadas criaturas del aire que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible. Pero no, no son los pájaros, porque los pájaros están a punto de ser bueyes; pueden ser rocas blancas con la ayuda de la luna y son siempre muchachos heridos antes de que los jueces levanten la tela. Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte, pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu. No está en el aire ni en nuestra vida, ni en estas terrazas llenas de humo. El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas es una pequeña quemadura infinita en los ojos inocentes de los otros sistemas. Un traje abandonado pesa tanto en los hombros que muchas veces el cielo los agrupa en ásperas manadas. Y las que mueren de parto saben en la última hora que todo rumor será piedra y toda huella latido. Nosotros ignoramos que el pensamiento tiene arrabales donde el filósofo es devorado por los chinos y las orugas. Y algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas pequeñas golondrinas con muletas que sabían pronunciar la palabra amor. No, no son los pájaros. No es un pájaro el que expresa la turbia fiebre de laguna, ni el ansia de asesinato que nos oprime cada momento, ni el metálico rumor de suicidio que nos anima cada madrugada, Es una cápsula de aire donde nos duele todo el mundo, es un pequeño espacio vivo al loco unisón de la luz, es una escala indefinible donde las nubes y rosas olvidan el griterío chino que bulle por el desembarcadero de la sangre. Yo muchas veces me he perdido para buscar la quemadura que mantiene despiertas las cosas y sólo he encontrado marineros echados sobre las barandillas y pequeñas criaturas del cielo enterradas bajo la nieve. Pero el verdadero dolor estaba en otras plazas donde los peces cristalizados agonizaban dentro de los troncos; plazas del cielo extraño para las antiguas estatuas ilesas y para la tierna intimidad de los volcanes. No hay dolor en la voz. Sólo existen los dientes, pero dientes que callarán aislados por el raso negro. No hay dolor en la voz. Aquí sólo existe la Tierra. La Tierra con sus puertas de siempre que llevan al rubor de los frutos. |
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Dicen los sabios que Miguel Hernández está a la altura de Lorca... Permitidme que vuelva sobre el siglo de plata (generación del 27), que sería el siglo de oro si no hubieran muerto todos con 30 años o se hubieran exiliado, tiempos oscuros para la cultura...
Coinciden en el tiempo estos geniales escritores con la generación perdida norteamericana, Hemingway, Scott Fitzgerald, Faulkner, etc... Recogen la herencia de la literatura iberoamericana del siglo XIX e inicios del XX, Rubén Darío, José Batres... entre otros, y cede el testigo a Neruda, Jorge Luis Borges, Cortázar... Y ahora al lío, Miguel Hernández, nativo Orihuela y paisano de Jaén durante la guerra civil española, donde encontró la inspiración para este inolvidable poema universal. Andaluces de Jaén. Lo sé, estoy barriendo para casa... :risita:. Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos? No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos. Levántate, olivo cano, dijeron al pie del viento. Y el olivo alzó una mano poderosa de cimiento. Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién amamantó los olivos? Vuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador que se enriqueció en la herida generosa del sudor. No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza. Árboles que vuestro afán consagró al centro del día eran principio de un pan que sólo el otro comía. ¡Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos, sol a sol y luna a luna, pesan sobre vuestros huesos! Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, pregunta mi alma: ¿de quién, de quién son estos olivos? Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares. Dentro de la claridad del aceite y sus aromas, indican tu libertad la libertad de tus lomas. |
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Y esta palabra, este papel
escrito por las mil manos de una sola mano no queda en ti, ni tampoco sirve para sueños; cae a la tierra y allí se continúa pero no como mera palabra ni papel escrito, sino como una sucesión de sonidos del corazón llámalo música si quieres Y cuando la música se termina los bailarines nos miramos como si estuviéramos desnudos y ahí decidimos si merece la pena seguir tocándose o si sólo fuimos meros objetos en el infinito equilibrio universal de los planetas. Kutxi Romero. Basado en el soneto nº 48 de Pablo Neruda. Cuando lo recita Kutxi suena más bonito.:) |
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un poco mi himno
El Orejano, de Jorge Cafrune Yo sé que en el pago me tienen idea porque a los que mandan no les cabresteo, porque dispreciando las huellas ajenas se abrirme camino pa' dir donde quiera. Porque no me han visto lamber la coyunta ni andar hociqueando pa' hacerme de un peso y saben de sobra que soy duro e' boca y no me asujeta ni un freno mulero. Porque cuando tengo que cantar verdades las canto derecho nomás, a lo macho aunque esas verdades amuestren bicheras donde naides creiba que hubiera gusano Porque el copetudo de riñón cubierto pa' quien no usa leyes ningún comesario lo trato lo mesmo que al que solo tiene chiripá de bolsa pa' taparse el rabo. Porque no me enyenan con cuatro mentiras los Maracanaces que vienen del pueblo a elogiar divisas ya desmerecidas Y hacernos promesas que nunca cumplieron. Porque cuando truje mi china pal' rancho me he olvidao que hay jueces pa' hacer casamiento Y que nada vale la mujer mas guena si su hombre por ella no ha pagao derechos. Porque a mis gurises los he criado infieles aunque el cura chille que iran al infierno, pues de nada valen los que solo sabenç estar todo el dia pirichando el cielo. Porque aunque no tengo donde caerme muerto soy mas rico que ésos que ensanchan sus campos pagando en sancocho de tumbas resecas al pobre peón que deja los bofes cinchando Por eso en el pago me tienen idea, porque entre los ceibos, estorba un quebracho porque a tuitos eyos le han puesto la marca, y tienen envidia al verme orejano. Y a mi que me importa, soy chucaro y libre! no sigo a caudillos ni en leyes me atraco y voy por los rumbos clareaos de mi antojo y a naides preciso.... pa' hacerme baqueano. |
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Cruzaría toda la tierra por tener talento para escribir.
Pablo Neruda. Soneto 45. No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo, porque, no sé decírtelo, es largo el día, y te estaré esperando como en las estaciones cuando en alguna parte se durmieron los trenes. No te vayas por una hora porque entonces en esa hora se juntan las gotas del desvelo y tal vez todo el humo que anda buscando casa venga a matar aún mi corazón perdido. Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: no te vayas por un minuto, bienamada, porque en ese minuto te habrás ido tan lejos que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás muriendo. |
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Una sirena llora
La salida de un barco Sobre el agua que borra. Yo sufro la ausencia Y el espacio duro; La pena es un muro. La ruta es una trampa: Ni trenes, ni navío; El viaje está vacío. (Marguerite Yourcenar) |
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No desvistas mi amor
podrías encontrar un maniquí: no desvistas el maniquí podrías encontrar mi amor. hace mucho que ella me ha olvidado. se está probando un nuevo sombrero y parece más coqueta que nunca. ella es una cría y un maniquí y muerte. no puedo odiar eso ella no hizo nada fuera de lo normal. yo sólo quería que lo hiciera. Charles Bukowski |
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Lujuria. Miguel de Unamuno.
Cuando murmuras con nervio acento tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca y recojo en los besos de tu boca las abrasadas ondas de tu aliento. Cuando más que ceñir, romper intenso una frase de amor que amor provoca y a mí te estrechas delirante y loca, todo mi ser estremecido siento. Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama, quiero entonces, mujer. Tu eres mi vida, ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío gozar tu cuerpo, que a gozar me llama, ¡ver tu carne a mi carne confundida y oír tu beso respondiendo al mío!... |
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Poema XX. Pablo Neruda.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.” El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo. |
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La leyenda del tiempo. Federico García Lorca.
El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño. ¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta! El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo. ¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta! Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo. ¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta! Y si el sueño finge muros en la llanura del tiempo, el tiempo le hace creer que nace en aquel momento. ¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta! |
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Te quiero.
Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso. Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes. Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas. Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino. Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un foso de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido. LUIS CERNUDA. |
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Letra "Y sin embargo". Joaquín Sabina.
De sobra sabes Que eres la primera Que no miento si juro que daría Por ti la vida entera, por ti la vida entera. Y sin embargo un rato cada día Ya ves Te engañaría con cualquiera Te cambiaría por cualquiera. Mitad arrepentido y encantado De haberme conocido, lo confieso Tú que tanto has besado tú Que me has enseñado. Sabes mejor que yo Que hasta los huesos Solo calan los besos que no has dado Los labios del pecado. Porque una casa sin ti es una embajada El pasillo de un tren de madrugada Un laberinto sin luz, ni vino tinto Un velo de alquitrán en la mirada. Y me envenenan los besos que voy dando Y sin embargo cuando duermo sin ti Contigo sueño, Y con todas si duermes a mi lado. Y si te vas me voy por los tejados Como un gato sin dueño Perdido en el pañuelo de amargura Que empaña sin marcharla tu hermosura. No debería contarlo y sin embargo Cuando pido la llave de un hotel Y a medianoche encargo Un buen champán francés. Y cena con velitas para dos Siempre es con otra, amor, nunca contigo Bien sabes lo que digo. Porque una casa sin ti es una oficina Un teléfono ardiendo en la cabina Una palmera en el museo de cera Un exódo de oscuras golondrinas. Y me envenenan los besos que voy dando Y sin embargo cuando duermo sin ti, Contigo sueño. Y con todas si duermes a mi lado. Y si te vas, me voy por los tejados Como un gato sin dueño, Perdido en el pañuelo de amargura Que empaña sin mancharla tu hermosura. Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina Y baile sin orquesta Y ramos de rosas, con espinas Pero dos no es igual que uno más uno. Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría Y al cielo de tu boca el purgatorio Y al dormitorio el pan de cada día. |
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LA CULPA ES DE UNO CUANDO NO ENAMORA
Quiza fue una hecatombe de esperanzas un derrumbe de algún modo previsto ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido todas mis intuiciones se asomaron para verme sufrir y por cierto me vieron hasta aqui habia hecho y rehecho mis trayectos contigo hasta aqui habia apostado a inventar la verdad pero vos encontraste la manera una manera tierna y a la vez implacable de desahuciar mi amor con un sólo pronóstico lo quitaste de los suburbios de tu vida posible lo envolviste en nostalgias lo cargaste por cuadras y cuadras y despacito sin que el aire nocturno lo advirtiera ahi nomas lo dejaste a solas con su suerte que no es mucha creo que tenes razón la culpa es de uno cuando no enamora y no de los pretextos ni del tiempo hace mucho muchísimo que yo no me enfrentaba como anoche al espejo y fue implacable como vos mas no fue tierno ahora estoy solo francamente solo siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado antes de regresar a mis lobregos cuarteles de invierno con los ojos bien secos por si acaso miro como te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte. Grande BENEDETTI |
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GRIS...MOMENTO Armando Castellanos Ayer me dijiste que estabas triste Y yo...me quedé pensando en tu tristeza Tan lejos de ti...te abrace con la mente Esa noche quise imaginarte Como de rodillas rezabas Buscando consolar tu inmensa pena Yo quería soñarte para mirar tu lágrima Y con mis manos cacharla Tu dormías y durmiendo triste Buscabas entre la nada Como escapar de aquellas sombras Más de pronto tu sueño me abraza Tus labios me besan Tus manos al acariciarme... Hay de ti porque despertaste Entonces comprendí cuando me dijiste Hoy estoy triste...tu no estás... |
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CANSADA DE SER NOCHE ESTÁ LA NOCHE
(Dante Ojos :D ) Cansada de ser noche está la noche, luz jalde ansía que el rostro le ilumine, severo el enlutado de su abrigo, dos bengalas para esclarecerlo pide. Dos bengalas con las que acunar sus miedos la noche inerte reclama dando gritos, ¿quién atiende a tan afligida insomne?, ¿quién le acerca un hachón o un par de cirios? De su umbrío quehacer la noche está asustada, confidente de asechanzas y rumores, sibila oscura de sórdidos secretos, luminarias denle que la reconforten. Harta está de su traje melancólico, bailar desnuda pretende en torno al fuego, badilas que remuevan resplandores e icen llamas con las que incendiar el cielo Cansada de ser noche está la noche, tiene sueño y sus brazos despereza, dormir un poco implora en blanco lecho, levantarse tarde y retozar traviesa. |
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Vacío
Me quedé sin tinta de tanto escribir. Me quedé sin imaginación de tanto recordar. Paredes llenas de lienzos en blanco donde antes se contaban historias. Libros vacíos que han perdido todas sus letras. Canciones mudas que perdieron todo su sentido. Cuentos sin moraleja donde el final nunca es feliz. Palabras que vuelan con el viento. Camino sin detenerme intentando llegar a algún sitio, pero hay un largo recorrido que no parece acabar. Luces que se apagan a medida que avanzo, sin poder ver lo que dejo atrás. Llego a una puerta de la que no tengo llave. Nadie abre. Nadie me espera. |
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Cada canción (Federico García Lorca).
No quise, No quise decirte nada. Vi en tus ojos, dos arbolitos locos. De brisa, de risa y de oro, Se meneaban. No quise, No quise decirte nada. |
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El Desvio
Si tu pie se desvía de nuevo, será cortado. Si tu mano te lleva a otro camino se caerá podrida. Si me apartas de tu vida morirás aunque vivas. Seguirás muerta o sombra, andando sin mí por la tierra. |
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Una hoja de hierba
Creo que una hoja de hierba, no es menos que el día de trabajo de las estrellas, y que una hormiga es perfecta, y un grano de arena, y el huevo del régulo, son igualmente perfectos, y que la rana es una obra maestra, digna de los señalados, y que la zarzamora podría adornar, los salones del paraíso, y que la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas, y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha, supera todas las estatuas, y que un ratón es milagro suficiente, como para hacer dudar, a seis trillones de infieles. Descubro que en mí, se incorporaron, el gneiss y el carbón, el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces. Que estoy estucado totalmente con los cuadrúpedos y los pájaros, que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos y que puedo hacerlo volver atrás, y hacia mí, cuando quiera. Es vano acelerar la vergüenza, es vano que las plutónicas rocas, me envíen su calor al acercarme, es vano que el mastodonte se retrase, y se oculte detrás del polvo de sus huesos, es vano que se alejen los objetos muchas leguas y asuman formas multitudinales, es vano que el océano esculpa calaveras y se oculten en ellas los monstruos marinos, es vano que el aguilucho use de morada el cielo, es vano que la serpiente se deslice entre lianas y troncos, es vano que el reno huya refugiándose en lo recóndito del bosque, es vano que las morsas se dirijan al norte al Labrador. Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido en la fisura del peñasco. |
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Federico García Lorca.
Un poeta en Nueva York Anochecer en Coney Island La mujer gorda venía delante arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores; la mujer gorda que vuelve del revés los pulpos agonizantes. La mujer gorda, enemiga de la luna, corría por las calles y los pisos deshabitados y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas. Son los cementerios, lo sé, son los cementerios y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena, son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora los que nos empujan en la garganta. Llegaban los rumores de la selva del vómito con las mujeres vacías, con niños de cera caliente, con árboles fermentados y camareros incansables que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva. Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio. No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta, ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido. Son los muertos que arañan con sus manos de tierra las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres. La mujer gorda venía delante con las gentes de los barcos, de las tabernas y de los jardines. El vómito agitaba delicadamente sus tambores entre algunas niñas de sangre que pedían protección a la luna. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mi! Esta mirada mía fue mía, pero ya no es mía, esta mirada que tiembla desnuda por el alcohol y despide barcos increíbles por las anémonas de los muelles. Me defiendo con esta mirada que mana de las ondas por donde el alba no se atreve, yo, poeta sin brazos, perdido entre la multitud que vomita, sin caballo efusivo que corte los espesos musgos de mis sienes. Pero la mujer gorda seguía delante y la gente buscaba las farmacias donde el amargo trópico se fija. Sólo cuando izaron la bandera y llegaron los primeros canes la ciudad entera se agolpó en las barandillas del embarcadero. Paisaje de la multitud que orina Nocturno de Battery Place Se quedaron solos: aguardaban la velocidad de las últimas bicicletas. Se quedaron solas: esperaban la muerte de un niño en el velero japonés. Se quedaron solos y solas, soñando con los picos abiertos de los pájaros agonizantes, con el agudo quitasol que pincha al sapo recién aplastado, bajo un silencio con mil orejas y diminutas bocas de agua en los desfiladeros que resisten el ataque violento de la luna. Lloraba el niño del velero y se quebraban los corazones angustiados por el testigo y la vigilia de todas las cosas y porque todavía en el suelo celeste de negras huellas gritaban nombres oscuros, salivas y radios de níquel. No importa que el niño calle cuando le clavan el último alfiler, no importa la derrota de la brisa en la corola del algodón, porque hay un mundo de la muerte con marineros definitivos que se asomarán a los arcos y os helarán por detrás de los árboles. Es inútil buscar el recodo donde la noche olvida su viaje y acechar un silencio que no tenga trajes rotos y cáscaras y llanto, porque tan sólo el diminuto banquete de la araña basta para romper el equilibrio de todo el cielo. No hay remedio para el gemido del velero japonés, ni para estas gentes ocultas que tropiezan con las esquinas. El campo se muerde la cola para unir las raíces en un punto y el ovillo busca por la grama su ansia de longitud insatisfecha. ¡La luna! Los policías. ¡Las sirenas de los transatlánticos! Fachadas de crin, de humo, anémonas; guantes de goma. Todo está roto por la noche, abierta de piernas sobre las terrazas. Todo está roto por los tibios caños de una terrible fuente silenciosa. ¡Oh gentes! ¡Oh mujercillas! ¡Oh soldados! Será preciso viajar por los ojos de los idiotas, campos libres donde silban las mansas cobras deslumbradas, paisajes llenos de sepulcros que producen fresquísimas manzanas, para que venga la luz desmedida que temen los ricos detrás de sus lupas, el olor de un solo cuerpo con la doble vertiente de lis y rata y para que se quemen estas gentes que pueden orinar alrededor de un gemido o en los cristales donde se comprenden las olas nunca repetidas. Navidad en el rio Hudson ¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo. Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo. con el mundo de aristas que ven todos los ojos, con el mundo que no se puede recorrer sin caballos. Estaban uno, cien, mil marineros luchando con el mundo de las agudas velocidades, sin enterarse de que el mundo estaba solo por el cielo. El mundo solo por el cielo solo. Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa. Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango. El mundo solo por el cielo solo y el aire a la salida de todas las aldeas. Cantaba la lombriz el terror de la rueda y el marinero degollado cantaba al oso de agua que lo había de estrechar; y todos cantaban aleluya, aleluya. Cielo desierto. Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya. He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales dejándome la sangre por la escayola de los proyectos, ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas. Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura. No importa que cada minuto un niño nuevo agite sus ramitos de venas, ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas, calme la sed de sangre de los que miran el desnudo. Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura. Alba no. Fábula inerte. Sólo esto: desembocadura. ¡Oh esponja mía gris! ¡Oh cuello mío recién degollado! ¡Oh río grande mío! ¡Oh brisa mía de límites que no son míos! ¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo! |
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Ojalá
nunca hayas leído nada de lo que te he escrito, porque me destrozaría saber que a pesar de eso no me has buscado.” - - Mario Benedetti. |
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Los dos más grandes de la literatura universal, Cervantes, a su lado William Shakespeare es una zapatilla vieja, y obviamente Federico García Lorca.
BODAS DE SANGRE - FEDERICO GARCÍA LORCA "Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está." "Las patas heridas, las crines heladas, dentro de los ojos un puñal de plata. Bajaban al río. ¡Ay, cómo bajaban! La sangre corría más fuerte que el agua." "MADRE [...] ¿Tú sabes lo que es casarte, criatura? NOVIA (Seria) Lo sé. MADRE Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancha para todo lo demás." "NOVIA Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica. CRIADA ¡Así era ella de alegre! NOVIA Pero se consumió aquí. CRIADA El sino. NOVIA Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes." "No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás." "Porque llega tu boda recógete las faldas y bajo el ala del novio nunca salgas de tu casa. Porque el novio es un palomo con todo el pecho de brasa y espera el campo el rumor de la sangre derramada." "¡Los varones son del viento! Tienen por fuerza que manejar armas. Las niñas no salen jamás a la calle." "LEÑADOR 2 Debían dejarlos. LEÑADOR 1 El mundo es grande. Todos pueden vivir en él. LEÑADOR 3 Pero los matarán. LEÑADOR 2 Hay que seguir la inclinación; han hecho bien en huir. LEÑADOR 1 Se estaban engañando uno a otro y al fin la sangre pudo más. LEÑADOR 3 ¡La sangre! LEÑADOR 1 Hay que seguir el camino de la sangre. LEÑADOR 2 Pero sangre que ve la luz se la bebe la tierra. LEÑADOR 1 ¿Y qué? Vale más ser muerto desangrado que vivo con ella podrida." [...] LEÑADOR 2 El cuerpo de ella era para él y el cuerpo de él para ella. LEÑADOR 3 Los buscarán y los matarán. LEÑADOR 1 Pero ya habrán mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos." "La luna deja un cuchillo abandonado en el aire. que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre." "¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas." "porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba." "Y yo dormiré a tus pies para guardar lo que sueñas. Desnuda, mirando al campo, como si fuera una perra, (Dramática) ¡porque eso soy! Que te miro y tu hermosura me quema." "Amante sin habla. Novio carmesí. Por la orilla muda tendida los vi." "Tú, a tu casa. Valiente y sola en tu casa. A envejecer y a llorar. Pero la puerta cerrada." "Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de mis pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre." "Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego." |
Respuesta: Hilo de poemas: Escribe tu poema
Ante todo, disculparme por reflotar el tema.
Lo que escribo a continuación va dedicada a la primera chica de la que me enamoré de verdad. No llegué a declararme en su momento por timidez; pero bastantes años después vi en una floristería que hacían un concurso de poemas para el día de los enamorados, y me animé a participar inspirándome en ésta chica. Allá va Muchos años han pasado, desde que nos vimos esa vez, la última. Yo dejaba de ser un niño, tu empezabas a ser una mujer. Mis fantasías finalizaban, tus ilusiones comenzaban. No evito una sonrisa, afable y a la vez triste, al recordar los sentimientos que mi corazón desprendía. Desprendía por ti un amor sincero, o al menos eso creo, porque te miraba con los ojos que mi rostro tiene, pero te veía con los sentimientos por los que mi corazón latía. ¿Qué harás? ¿Dónde estarás? ¿Con quién compartirás tu vida? Preguntas cuya respuesta desconozco y que desazón me provocan. Pero no puedo evitar sonreir imaginando que serás feliz y estarás bien, alla donde estés y con quien estás. Los rasgos de tu rostro, el timbre de tu voz, el tacto de tus manos y el brillo de tus ojos. Rasgos que con las letras que componen tu nombre, pasan una a una frente a mis sentimientos latentes. Tu nombre, Natalia |
Respuesta: Hilo de poemas: Escribe tu poema
Me ha llegado hoy al correo y me parece precioso. Es de Magdalena S.Blesa.
TE NECESITAS No te das la importancia que mereces, y vas dejando que la vida pase, y para ti no hay tiempo casi nunca, y nunca te regalas un detalle. Y corres por la prisa de los otros, y llegas a tu vida siempre tarde, y va pasando el tiempo, y va pasando, y vas envejeciendo en el paisaje... Y no se te pregunta por tu risa, que se fue diluyendo con la tarde, y siempre los demás, y para cuándo una cita contigo en cualquier parte. Te necesitas más de lo que piensas y nunca te detienes a escucharte, y tienes tantas cosas que decirte, pero no te pareces importante. Y siempre tú después, y siempre luego, Y siempre para ti más adelante. Y siempre tú detrás, y siempre nunca, y el tiempo, que se va sin esperarte. Queda contigo en un lugar hermoso, lleva una flor para identificarte, y cuéntate la historia de tu vida, ya verás cómo vas a enamorarte. Porque no hay como tú nadie en el mundo, porque en el mundo como tú, no hay nadie. Y siempre tú después, y siempre nunca, y vas envejeciendo en el paisaje... |
Respuesta: Hilo de poemas: Escribe tu poema
Esto fue lo último que recuerdo haber escrito en verso, aunque lo dejé a medias:
Veo un alma, sola y desamparada. La tristeza la consume, mientras la oscuridad la retiene. ¿Nadie te escucha, pobre alma? ¿Nadie quiere ver tus penas? ¿Tomaste una decisión, o te obligaron a ello? La gente pasa a tu alrededor, pero nadie se para a observar. Las luces van y vienen, pero en ti siempre oscuridad. Has buscado ayuda, pero nadie te escuchó. Lanzaste gritos de agonía, y tú voz se tornó en afonía. Y ahora caminas solo, por la autopista perdida. |
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De otro por aquí:
Siempre he sido de escribir un poco "a la carrera". Suelo escupir las cosas según me vienen, improvisando, y luego nunca lo reviso, lo dejó así, tal cual nació. Quizás los poemas me quedarían mucho mejor si los retocase, pero me gusta dejarlos como me salen del corazón. Sin más, aquí dejo este pequeño "poema" incompleto que hice el otro día: «Tengo este fuego en mi interior. Me quema, abrasa cada palmo de mi ser. No tengo forma de expulsarlo al exterior, creo que estará conmigo hasta mi perecer. Me quema desde el pecho hasta las orejas, me duele el cuerpo, las articulaciones. Mi mente se entumece, es atrapada entre rejas, me siento desbordado por muchas emociones. No hay forma humana de salir de este agujero, pues cada vez que lo intento caigo de nuevo. Me cansé hace mucho tiempo de luchar y luchar, ya lo único que ansío es poder descansar. ¿Hallaré la calma en esta maldita vida? ¿Lograré la paz antes de que sea tarde? Quizás sea cierto que no hay una salida, y que estoy condenado a quemarme. Más de media vida batallando en mi interior, pero la guerra no está solamente en mí. Parece que he sido abandonado por todo Dios, Y que no hay nada ahí fuera por lo que merezca vivir. Lanzo lanzas de auxilio en todas direcciones, pero lo único que recibo a cambio son más decepciones. Quizás pido demasiado al mundo, quizás mi destino sea ser un vagabundo. » |
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