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El año pasado conocí a un chico en Perú. (En septiembre) Yo vivo ahí, y él también es de ahí, pero un mes después de conocerlo le salió un trabajo en Miami. Nosotros habíamos estado saliendo ese mes (solo salir, nunca hubo sexo o pensamos en formalizar). Yo quise alejarme en ese momento porque sabía que yo sí me estaba enamorando, pero él insistió en que podíamos seguir hablando, porque él vendría seguido a Perú.
Así que seguimos hablando, pero solo nos duró dos meses porque llegó diciembre, y yo salí de vacaciones (estoy en la universidad todavía) y empecé a salir de fiesta con mis amigos. Yo seguía ilusionadísima con este chico, por lo que no estaba interesada en tener nada con nadie más, pero él vio un story en Instagram de mí hablando con un chico y lo malinterpretó. Se molestó (injustamente porque él y yo no éramos nada) y me dijo que quería dejar de hablarme porque no podía confiar en mí. No insistí y ahí quedó todo.
Dos meses después (él seguía sin regresar a Perú) me habló de nuevo, quería solucionar las cosas. Yo acepté y volvimos a hablar todos los días. Ahí fue donde me ilusioné DEMASIADO. Si bien es cierto él nunca me habló de formalizar, sí me ilusionó. Con lo de la pandemia no podía regresar a Perú, pero dijo que a penas pudiera él vendría.
Pero en mayo dejamos de hablar de nuevo. Esta vez fue mi decisión porque, aunque nunca habíamos hablado de formalizar o de qué pasaría en el largo plazo entre nosotros, un día sí se lo pregunté. Y lo que me dijo fue que vendría a Perú en cuanto pudiera, pero que no podía desperdiciar sus vacaciones siempre viniendo aquí. Básicamente dijo que lo nuestro no pasaría de algo de una vez. Y me alejé, obviamente.
Hace un mes volvió a hablarme de nuevo. Ya no es como antes que hablábamos todos los días. Ya no hay mucha ilusión porque sé que nunca va a haber algo entre nosotros, pero hace unos días habilitaron vuelos desde Miami a Perú. Ayer me contó que ya compró pasaje, está viniendo y quiere verme. Quiere que vayamos juntos un fin de semana a su casa de playa. No sé qué hacer. Todavía me gusta y estoy tratando de convencerme de que sí vale la pena pasar un fin de semana con él aunque después no haya nada más, pero no soy esa clase de chica.
He pensado en decirle que no voy a verlo, pero es difícil no querer verlo cuando he pensado desde hace más de un año en cuándo por fin tendría la oportunidad de verlo de nuevo.
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