Este es un poemilla que le escribí a una chica que quise mucho y que nos hicimos mucho daño mutuamente. Es una pastelada, pero a ella le gustaba mucho. Tenía catorce versos pero ya no recuerdo más que estos cinco:
Cristina, te quiero, cántalo al mundo entero
ser sin tormento, cuna de bello lamento
tu ofrenda de amor acrecenta mi ardor
me parte el corazón, se enturbia mi razón
cuando, madre del mundo, sin ti me hundo.
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