Uno de muy asqueroso y machista que me dedicó por la calle a grito pelao un señor, cuando yo era una mocita de diecisiete añitos.
Ayyyy... las mujeres son como los zapatos, si no los llenas no sirven para nada.
O quizás sonaba tal que así:
Ayyyy... las mujeres... son como los zapatos, hay que llenarlas o no te sirven para nada.
Algo así era, han pasado más de diez años desde entonces, pero sin duda sigue permanenciendo en mi memoria como toda una joya de la prosa.
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