Perdedores, una historia real como la vida misma

10-Oct-2009

personas sufridas, pacientes, llenas de comprension, perdedores que lo aguantan todo, que tratan de aferrarse a una esperanza por remota que sea, que al no haber conseguido satisfacer sus metas en el plano amoroso se conforman con que los quieran, perdedores...
el ganador es aquel que primero se quiere a si mismo, que sabe que siempre encontrara a alguien dispuesto a dejarse la vida para satisfacer sus deseos y necesidades, que posee seguridad en si mismo porque se sabe un ganador, por tener siempre en sus relaciones la sarten por el mango, por tener entrenamiento.
los perdedores por contra carecen de las actitudes de liderazgo, en sus escasisimas relaciones siempre son la parte "que quiere", la parte manejada y casi siempre la parte que al acabar la relacion, acaba siendo dejada y ve como su vida, sus ilusiones, aquello por lo que tanto lucho, aquello que tanto espero, se desvanece ante sus ojos embargado por un sentimiento de impotencia que consume sus entrañas, perdedores... que creen que el amor es dar sin esperar nada a cambio, que colocan a su pareja en un altar negandose a ver sus debilidades e imperfecciones humanas, revistiendola de un halo aureo, divino que en realidad no tiene ni merece.
pero los perdedores no son perdedores porque no puedan ser otra cosa, lo son porque la vida los ha derrotado, muy amenudo a edades muy tempranas, son los feillos de la clase, los que pasan la adolescencia sin conseguir que nadie les vea como algo mas que alguien de quien reirse o a quien contar sus penas, casi siempre producidas por la indiferencia o las cabronadas de un ganador, si, esos que se hacen adultos sin conocer el amor y que cuando lo conocen o llegan a disfrutar por un breve espacio de tiempo de algo parecido al amor, al perderlo, acaban hundidos en un pozo de mierda del que a duras penas pueden escapar y al que casi siempre acaban volviendo a caer para hundirse aun mas en el, con lo que la escapada sera aun mas costosa y dificil, acabaran agotados, inundados por el descredito y la desilusion, invadidos por la desconfianza, inmersos en un profundo dolor.