No tiene mas que un añito y ya parece una mujercita.
Con sus ojos almendrados te mira con la inocencia propia de su edad, y con una curiosidad infinita que la hace estar pendiente de todo lo que sucede a su alrededor.
Cuando estoy un tiempo sin verla, al principio me frunce el ceño pero luego me recuerda;
recuerda como la beso en los mofletes sonoramente mientras se ríe, recuerda (imagino) como la quiero.
A veces cuando estoy atareado en otra cosa y la miro, la descubro mirándome fijamente intentando llamar mi atención, entonces se da cuenta de que la miro y se ríe, con una sonrisa que ilumina la habitación.
Cuando tiene sueño apoya su cabecita contra mi hombro y me abraza, entonces es cuando me olvido de todo lo que pasa a mi alrededor y simplemente disfruto de ese momento.
Solo me queda el recuerdo y sé que su madre la cuidará y tendrá la suerte de verla crecer, yo siempre guardaré en mi interior la imagen de sus ojitos almendrados y su sonrisa.
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