Tengo 55 y me he vinculado académicamente con una chica de 28. Ambos somos solteros e investigadores.
La cuestión es que entre esta chica y yo se plateó en un comienzo una relación de tipo alumna-profesor muy difícil de evitar.
El problema es que hemos generado una dependencia tan fuerte, que no podemos estar separados. Ya no es la relación profe-alumna, sino que ya no separamos los roles, en algunas cosas ella sabe mucho más que yo (sobre todo en lo amoroso).
Ella es muy cariñosa, me llama como "mi amor" cada vez que puede, trata de pegarse a mí, me acaricia la nuca y hace comentarios bastante subidos de tono con mucha gracia pero indudable intención. Me sostiene la mirada con firmeza y yo también.
La cosa se salió de cauce (es un decir) con una pequeña y confusa escena de celos, porque estuve chateando el último viernes de diciembre con una chica de otra ciudad, por nuestro tema de investigación. Así que el sábado me dijo muy enojada, seria y emocionada, que está enamorada de mí y que aunque yo no se lo confiese por timidez, ella sabe que yo también estoy hasta los huesos.
No puedo afirmar que este enamorado, pero no puedo dejar de pensar en ella, eso sí es cierto.
Si sigo mis instintos, iremos derecho a la cama y ella lo sabe. Ya me ha dicho que "cuanto más maduro, mejor" y de ser yo una persona con otra ética (o mejor dicho con menos vergüenza) , ya hubiéramos pasado al dormitorio. No la veo como mi hija o una niña, sino como una mujer joven y tremendamente deseable.
Pero ocurre que ya tuve una decepción vergonzosa bastante reciente (hay otro hilo donde la cuento) y no quiera caer en un nuevo papelón. Creo que ella vale mucho la pena como persona, así que no quiero ni decepcionarla ni prometer la luna (por ejemplo, puedo morirme en unos 20 años) ni tener unos cuernos como montañas al no poder satisfacerla, si es que eso ocurre.
La cosa es que no se que hacer.
Entre amores, confusiones, egoísmos y deseos, gracias por sus opiniones.
|