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Relatos de Oriente Próximo
Bueno, esta sección va a estar dedicada a los cuentos y leyendas de países árabes o de la India que conozcáis. Voy a comenzar con un relato titulado "El saco prodigioso"
Érase una vez, en un pueblo no muy lejos de Bagdad, un muchacho llamado Nassim, que vivía con un anciano y trabajaba para él. Cierto día, el anciano sentía que el fin de su vida estaba cerca y le llamó para comunicarle algo importante:
-Escucha, Nassim, he de partir hacia la vida eterna, pero en herencia, por haber sido tan bueno conmigo, te dejo este saco, que posee el poder de multiplicar las cosas
El anciano falleció, y aunque Nassim al principio se puso muy triste, finalmente, partió a la ciudad en busca de trabajo, pues tenía que ganar el jornal para sus subsistencia. En el camino, de noche, unos bandidos quisieron robarle lo poco que tenía, pero como el saco era mágico, cogió un gato que merodeaba por allí, y de pronto brotaron del saco millares de gatos, que se abalanzaron sobre los bandidos. Estos gritaron de terror, y Nassim pudo escapar sin problemas
Podía multiplicar todo lo que metiese, pan y alimentos, ropa, absolutamente de todo. Al llegar a la ciudad y empezar a buscar empleo, dos soldados del califa le cogieron y le llevaron a presencia de éste, pues se había enterado del prodigio del saco. Cuando llegó ante el califa, éste le dijo:
-Desde ahora serás mi criado, y nada te faltara si me obedeces. Pero una insubordinación tuya te costará la muerte
Nassim no quería ser esclavo del califa, quería ser libre, y pensó en cómo librarse de la ira del monarca. Lo tuvo muy claro, y sin pensarlo dos veces, se metió él mismo en el saco. Brotaron del mismo, centenares de muchachos idénticos a Nassim, pero sólo uno era el verdadero, quien pudo escapar ante el asombro de los soldados.
Un tiempo después llegó a trabajar para un rico mercader, quien quedó maravillado por el prodigio del saco. El mercader, al ver que Nassim era honesto y trabajador, con el tiempo no dudó en dar el visto bueno para que tomara a su hija por esposa, al ver que el amor era compartido por ellos. Nassim y Zoraida, que así se llamaba la joven, fueron felices y tuvieron bastantes hijos, quienes, por supuesto, continuaron con el saco prodigioso, que pasó de generación en generación
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