| osmar |
adios para siempre
Desde hace unos días sólo has sabido causarme un dolor y un sufrimiento insoportable y la única decisión que me cabe tomar ante el giro de los acontecimientos es eliminarte de mi vida para siempre.
Yo que he dedicado la mayor parte de mis esfuerzos a cuidarte, a mimarte me encuentro, después de haberte tratado con todo mi cariño, que tu pago por tales esfuerzos es este; el causarme el mayor dolor posible. Después de haber pasado tanto tiempo juntos, de haber caminado, dormido y vivido juntos y haber realizado la mayor parte del camino uno al lado del otro en los momentos buenos y también en lo malos, obtengo de ti como pago esta recompensa.
Nunca podré entender este comportamiento tuyo para conmigo ¡Después de todo lo que hemos pasado ! Pero la vida es así y hoy me veo en la obligación de despedirme de ti con un gran alivio porque está claro que es lo mejor para mi. Aún no comprendo muy bien porque te has portado así, ni tan de repente, ni de forma tan cruel y sin previo aviso.
Se ve que ya no recuerdas cuando te mantenía con mimo a salvo de los fríos vientos invernales y te llevaba a cenar a los mejores restaurantes poniendo a tu disposición todos los caprichos culinarios que se te antojaban. Como procuré siempre mantenerte en perfectas condiciones sin importarme el tiempo que tenía que pasar contigo. De cuantas cosas me tuve que privar para poder mantenerte a mi lado, y todo ello sin pedirte nada a cambio.
Siempre intenté mantenerte salvo de todo aquello que te pudiera dañar o lastimar y siempre tomé las medidas que consideré mejores para ti y tu bienestar y sin embargo me tratas así. Ya me habían advertido que sois imprevisibles e inestables y uno no sabe nunca por donde vais a salir; que puede pasar cualquier cosa y cuando menos lo esperas y a fe que lo acabo de experimentar en mis propias carnes.
Así que tan sólo me resta decirte adiós; te arrancaré, nunca mejor dicho, de mi vida para siempre y en tu lugar pondré a alguien que no protestará nunca, nunca me dará el más mínimo quebradero de cabeza y además a buen seguro que será más tolerante y compresiva que tu.
Sin ningún dolor en mi corazón y con una gran satisfacción te digo ¡Adiós maldita muela, adiós! Dejaré pues, que mi dentista haga su trabajo y a ti que te den dos duros que a mi sus buenos duros me ha costado desprenderme de t
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