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Tema: ¿El primer amor jamás se olvida? Responder al Tema
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04-Dec-2006 19:25
Afrodita depende si ha sido bueno no si ha sido malo si
kises
03-Dec-2006 22:20
Roberta Bueno, no se que decirte, en realidad, yo lo olvide con trabajo, pero no lo recuerdo como el mejor... sera porque no me fue bien.. o porque acabo mal. Pero aun asi siempre seré de la opinion de que es mejor el ultimo amor que el primero, el primero te enseña cosas... pero con el ultimo lo vives todo... con mayusculas, un besazo
03-Dec-2006 22:15
LeNiKa
Re: ¿El primer amor jamás se olvida?


ola... terminala historia k m e kedao con la hintriga....
la verdad es k nose.... yo creo k el primer amor nuncase olvida...
per esta es mi opinion ya k yo no lo e olvidado pero nose alomejor si k se puede....
bss
03-Dec-2006 01:11
monita
¿El primer amor jamás se olvida?

Creo que debo comenzar presentándome, soy Astrid Reige, curso el bachillerato, tengo 15 años y a continuación les contaré cómo fue que me enamoré por primera vez, pero más que nada, les contaré acerca de mi primer amor… nada usual, les advierto, quizás a algunos no les agrade pero es sólo la verdad, y no es nada de lo que yo me avergüenze, así que… aquí va.
La conocí como se conoce a cualquier compañero de clases, sin ningún suceso importante o curioso, la vi por primera vez afuera del auditorio buscando a algo o a alguien, confundida, meciendo su cabello corto, teñido de morado… debió parecerme extraño pero en ella todo era armonioso, extraño, si, pero sin llegar a verse ridículo. El colegio estaba construido de manera que pareciera cárcel u hospital, al menos eso me parecía a mí, estaba conformado por cuatro pisos, largos y todos casi iguales, el patio era enorme, una cafetería que para nada parecía cafetería y un pequeño jardín que en aquellos días era lo único que le daba un poco de alegría a esa construcción aburrida. Siempre deseé robar una de aquellas rosas, había de tres colores diferentes, las que más me gustaban eran las de color durazno, se parecían al color de su piel y también eran suaves y tersas… nunca tomé una flor de aquel colorido jardín, y no porque no pudiera pasar o hubiera alguien vigilando, estaba abierto la mayoría del tiempo y nadie se ocupaba de cuidar que nadie entrara, sin embargo, nunca invadí ese pequeño espacio, y menos aún, me atreví a arrancar una de las rosas que tanto me llamaban la atención, la que más me gustaba era la del centro, no era la más grande pero si la más hermosa… como ella.
Su nombre era Samanta, desde que la vi desee que nos tocara en el mismo salón, y así fue, no sé, quizás fue una extraña coincidencia o el destino nos unió desde el principio, y no sé si agradecer o aborrecer al destino… y es que no siempre sigue las reglas, o está ciego y sólo se guía por el palpitar de nuestros corazones, la pasión o el deseo que muchas veces no podemos ver cumplido. Se sentó a un lado mío, no pude mirarla bien pues quería disfrutar de su presencia tan cerca, mirarla poco a poco, sabiendo que nunca tendría el valor de hablarle, parecía estar molesta por algo y aunque era el primer día de clases, no le habló a nadie y seguramente estaba pensando que todos éramos estúpidos, principalmente yo, pues me reía de las bromas de una chica que conocí unos días antes, durante el examen de admisión, muchos de los que estaban ahí lo habían hecho otro día y sólo recordaba a dos o tres, pero esa chica, Minnie, me habló desde ese día y al principio me pareció muy agradable, y aunque era el primer día de clases no paraba de hacer reír a todos, menos a Samanta… cada vez que yo volteaba a verla y rápidamente veía su expresión de tedio y de molestia hacia todos nosotros me arrepentía de haber seguido el juego de Minnie y adoptaba una actitud más seria, yo quería caerle bien, pero seguramente ese día no lo logré.
Pensé que no íbamos a presentarnos como en la primaria o secundaria, yo me sentía grande y pararnos, decir nuestro nombre y lo que nos gustaba hacer no me parecía lo correcto, así que las ocho clases que nos tocaron lo hice igual que Samanta, parándome con altanería y apatía y hablaba rápido y en voz baja, me sentaba y seguía haciendo algo… no se me ocurrió otra cosa que dibujar en mi cuaderno. Pero ella no se dio cuenta, no me miró, no miró a nadie ni habló salvo cuando nos tuvimos que presentar. Su voz era grave pero dulce, aparentando ser temible… cada vez que la escuchaba me transportaba a un mar de fantasía, imaginaba que ella me hablaba a mí, y me decía que quería ser mi amiga. Hasta que me dio la espalda pude verla sin temor a ser apuñalada por su mirada, se delineaba los ojos y se sombreaba alrededor de color morado, deduje que le gustaba el color morado, se levantó para asomarse a la ventana, era de baja estatura y un poco llenita, sus brazos estaban cubiertos por una playera de manga larga a rayas blancas y negras que usaba debajo del uniforme, sus muñecas eran delicadas, blancas igual que sus pequeñas manos, que mucho después pude tocar, afirmando que en efecto, tenían la misma suavidad que una rosa… Continuará…


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