Hace largo tiempo que sientes que tu matrimonio está en crisis. Cada vez pasas menos tiempo junto a tu marido. Desaparece tardes enteras en las que ni siquiera puedes localizarlo en el móvil. Dice que tiene mucho trabajo y evita hacer planes contigo y con los niños los fines de semana. Y te ha tocado más de una vez atender una extraña llamada de teléfono en la que un desconocido escuchaba tu voz y cortaba la comunicación.
Las sospechas son cada vez más fuertes: él tiene una amante. Y, entre la incertidumbre y el dolor, no puedes hacer otra cosa más que preguntarte “¿por qué?”. Nadie negará que es una situación difícil y dolorosa, y seguramente no sepas bien cómo debes actuar. Te proponemos los siguientes consejos.
¿Tienes sospechas?
Si aún no tienes la plena certeza de que tu marido esté engañándote, lo que puedes hacer es tratar de reestablecer el diálogo en tu matrimonio. Tal vez la crisis tenga otros motivos, tal vez la distancia entre vosotros lo esté alejando de casa sin que él se lo haya propuesto. ¿Por qué no retomar las citas, los cafés y los encuentros para almorzar? Vuelvan a salir solos los fines de semana, sin los niños. La terapia de pareja también podría ayudarlos a retomar las riendas de la relación.
Hazle la propuesta de buen modo y de manera que no parezca un reproche de tu parte. Si él reacciona positivamente, quizá todo esto no haya sido más que la crisis necesaria para crecer y salir adelante una vez más.
Sin embargo, si tu sospecha es muy fuerte y él se muestra reticente a arreglar las cosas, es muy probable que esté considerando separase y/o que esté teniendo una aventura. Puedes encararlo y forzarle una confesión, o bien (si estás preparada para correr riesgos) seguirlo cuando salga del trabajo o revisarle sus mensajes en el móvil y en el correo electrónico. Hoy en día, así se destapa la mayor parte de las relaciones extramatrimoniales.
Una vez que estés segura
Si tu marido ha confesado la infidelidad –o bien lo has cogido con las manos en la masa- necesariamente deberás enfrentar el problema. Habla con él, llora lo que necesites llorar, pero no te apresures a tomar ninguna decisión. Lo mejor no es pedirle que se vaya de casa ya mismo (menos que menos arrojar sus ropas por el balcón) sino ser tú la que, por unos días, se vaya de casa. Si tienes niños, diles que debes tomarte unos días para descansar o déjalos con alguien de confianza. Lo importante es que puedas tener unos días a solas para reflexionar y decidir cómo debes actuar a continuación.
Cuando te hayas tranquilizado, vuelve a encontrarte con tu marido y hablen con claridad: ¿fue una aventura pasajera? ¿O acaso tiene hace tiempo una amante? ¿Tenía pensado decírtelo en algún momento? ¿Pretende separarse de ti o no?
Si él te suplica que lo perdones y que le des una segunda oportunidad, está en ti la decisión. No dejes que te empuje a tomarla sino date tiempo para ver qué es lo que realmente quieres hacer. Habla con tus amigas y reflexiona sobre qué cosas venían estando mal en la pareja. Para bien o para mal, una infidelidad siempre marca un antes y un después. No pretendas que todo siga igual de la noche a la mañana.
Lo que no debes hacer
Bajo ningún punto de vista utilices a tus hijos como botín de guerra. Prohibirle a su padre que los vea (por mucho que desees lastimarlo para que así comprenda cuánto te ha hecho sufrir) ni borrará tu dolor ni hará que tu marido abandone a su amante. Solamente lastimará a los niños, personas inocentes.
Las amenazas tampoco funcionan. No sirve hacer que despidan a tu marido de su trabajo o pelearte a golpes con la otra. Por sobre todas las cosas, debes recuperar tu amor propio y tomar todas la decisiones con tranquilidad. Llegado el caso, aún la de pedir el divorcio.
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