Pues lo que está haciendo tu ex es intolerable. La solución no se queda sólo en ignorarle pues te intenta humillar, y -de paso- verte reaccionar. Se trata de odio puro, intenso, dañino; a palo seco. Ello sólo da testimonio de sus notables carencias espirituales y emocionales.
Desgraciadamente el odio ha venido para quedarse cierto tiempo. Es sano -mentalmente hablando- hacer caso al dicho ojos que no ven, corazón que no siente, pero también se hace indispensable parar los pies a quien socava nuestra integridad moral, mediante difamaciones y demás atentados contra el honor, que constituyen delitos punibles, de cierta gravedad.
Se nota que está hilando fino en su actitud vejatoria, sin ser del todo explícito, pero si traspasa ciertas barreras no está de más cursar la correspondiente denuncia; por una parte, porque estas cosas son intolerables, y exigen una compensación por daños (morales); y por otra, para que al muchacho se le quite un poco la tontería y se lo piense más la próxima vez que quiera hacer el canelo; contigo y con otras chicas. Las fieras de cierto calibre no pueden quedar impunes.
Obviamente, lo primero es que no veas sus despropósitos, totalmente dañinos para ti en la pantalla (has de aislarte de él); y lo segundo, tener a alguien de tu confianza, que con buen criterio vigile cibernéticamente al interfecto en cuestión y así enviar con diligencia -si las condiciones son las adecuadas- una denuncia, usando los cauces legales habituales, sin olvidar la correspondiente notificación a Facebook para que le cierren de forma cautelar la cuenta. La vida no está para tonterías, y aquel que comete delitos, ha de ser castigado (o se intenta que sea así, al menos).
Es realmente doloroso que una persona pierda la cabeza así y utilice la red social para vejar a su ex, en todos los sentidos. He presenciado batallas campales de gran crudeza en este ámbito: insultos atroces, mensajes de despecho con nombres, incluso fotos retocadas. El Facebook, junto al insano despecho que sufren individuos débiles como tu ex, son como la dinamita y la mecha, instantes antes de la ignición. No es deseable dejarle hacer según qué cosas.
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