Cuenta la leyenda que había una vez una princesa que, de tan tímida que era, se convirtió en rosa y, para que nadie la contemplase, se fundía en un halo de neblina espeso que, a penas dejaba vislumbrar su belleza.
Pero, como ya saben, no hay magia perfecta y, cada noche, cuando el calor de verano atacaba con más fuerza, la neblina se disipaba y dejaba ver a la princesa, ahora convertida en rosa, en su máximo esplendor.
Es éste un secreto para compartir entre amigos para que nuestra princesa no sufra por su increíble timidez... ssshhh...