La sociedad y el daño al amor

Iniciado por Lovemaker

Yo no tengo pareja, y de verdad que no tengo ningún desasosiego o algo que se le pueda parecer.

Con total franqueza puedo decir que me trae sin cuidado.

Supongo que mis últimos años de matrimonio hicieron mella en este y en otros muchos sentidos.

No me interesan los regalos y si me interesa un beso, uno de esos perdidos... no pido mucho.

Iniciado por Syfo-Dias

El día de San Valentín a mí no me suscita ninguna emoción, ni positiva ni negativa. Es una fecha creada por El Corte Inglés y demás, así que no la considero como destacable en el calendario.

Nunca he celebrado San Valentín con ninguna de las parejas que he tenido, ya haya sido por imposibilidad (relaciones a distancia), por simple desinterés, tanto mío como de las implicadas o, sencillamente, porque he estado solo, como así ha sido la mayor parte de mi vida.

San Valentín se ha convertido, igual que las celebraciones de Navidad, en una estupenda ceremonia de la hipocresía. Un día en el cual hay que demostrarle a tu pareja, pero sobre todo a los demás, lo mucho que nos queremos, lo felices que somos y (en menor medida) lo desdichados que son aquellos a quienes les toca pasar tan importante celebración solos. Sin reparar en ningún momento que los que están solos, o no están para zarandajas de este tipo, o tienen cosas mejores de las que ocuparse, o simplemente se consideran satisfechos y cómodos con su situación.

Eso, por supuesto, para quien es consciente de que el amor no se somete a las leyes de la ciencia y, por tanto, no puede medirse, pesarse ni compararse. El problema es que hay miríadas de personas que han sido educados en la convicción de que solos no son nadie (aunque después, por otro lado, se fomenta activamente que lo estén) y que es época de gestos grandilocuentes y de hacer el payaso con corazoncitos, joyas, bombones, flores, hoteles, viajes y demás artilugios del amor. Previo pago, por supuesto, del peaje correspondiente que se embolsa aquel que es el mayor interesado en que exista la celebración, y a quien el amor, en cualquiera de sus manifestaciones, se la trae al pairo.

Lo más importante, cuando nos vemos bombardeados por tanta horterada, es mantener firmes dos convicciones:

• Que hay que saber estar solo para poder estar bien acompañado, y que flaquear por fechas inducidas no parece el mejor modo de lograr ese objetivo.
  
  
• Que el Amor no es algo que nos ocurre o que se agota en una sola etapa, sino que tiene una evolución y un crecimiento, que depende tanto de nuestra persona como de la relación que mantenemos con la otra. Y que ninguna tarjeta, gesto extemporáneo o fecha en rojo cambia la realidad de que querer al otro es algo que se hace cada día y que es acumulativo, nunca una montaña rusa con picos y bajadas.