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Lo primero: Pido perdón si en mi historia hablo de temas sexuales o poco éticos. Mi historia es así y si os ofendeis con facilidad, por favor, leed otro post.
Mi historia es sobre una chica de la que he estado siempre enamorado. Es preciosa: De pelo castaño claro, ojos azules, buen cuerpo y alocada. O al menos, a mí siempre me ha parecido preciosa. Algunos dicen que es tan alta como un chico y algo rellenita y que eso no les gusta.
Durante años lo mantuve en secreto ante todo el mundo, (Aunque me consta que ella bien conocía mis sentimientos) callaba porque ella tenía un novio, amigo mio, de quien estaba perdidamente enamorada y con quien compartía casa. Siempre me he preocupado por ella, siempre. Le decía que no debía ser tan sumisa en su relación. Ella debía tener sus propios amigos. Sus propios pasatiempos e intereses. Pero la verdad es que nunca me hizo caso. El hecho de que me llamara cada vez que tenía una pelea con su novio me hacía entender que yo era su único amigo real y que el resto de la gente que frecuentaba eran solo amigos de su novio.
Hay un día, un momento en el tiempo, que ejerce de punto de inflexión. Y de la noche a la mañana tu vida da un giro de 180º. Una noche de fiesta, los chicos estábamos bebiendo en un bar. Todos menos yo. Yo nunca bebo. Yo soy ese amigo que todo el mundo espera que te lleve a casa si estás demasiado borracho. Pero aquel día estaba enfadado. Muy enfadado porque había discutido con mi novia y me marché pronto a dormir, dejando a todos atrás, el novio de ella incluido. Lo siguiente que supe fue que en mitad de la madrugada la voz llorosa de la chica que amaba en secreto me decía por teléfono que su novio había tenido un accidente.
Debía ser terrible. Debía ser lo peor que me había ocurrido. Pero no lo fué. Me doy asco, porque sé que en el fondo, a pesar de las lágrimas, yo estaba alegre de que mi amigo hubiese resultado muerto. La discusión con mi novia acabó en ruptura. Cualquier excusa me era válida para estar libre para mi amor platónico. En mi cabeza solo estaba ella. Siempre ella.
Estaba sola. No tenía amigos. Y ya no tenía hogar. Había vuelto a casa de su familia. Pero su madre es una depresiva y su hermano un delincuente. No podía durar mucho en aquel lugar.
Y yo aproveché para comportarme como un cerdo. Como un depredador que se lanza contra la presa. La besé, le di todo el cariño que creía que necesitaba, le di una casa y mucho más.
Finalmente se convirtió en mi novia. Aún necesitaba algo de tiempo para recuperarse. Pero era mía, al fin. Y yo la haría feliz. O eso pensaba...
Con el tiempo la relación resultó ser totalmente distinta a como había esperado. Más que una pareja... Ella parecía más bien una inquilina. Nunca conseguía acercarme emocionalmente a ella. Parecía fastidiarse si adivinaba sus sentimientos. Y tampoco hacía un gran esfuerzo por entenderme a mí. El sexo con ella es como si estuviese violando a una desconocida. A veces solo se queda ahí, desnuda, mirando el techo y sin ofrecer resistencia. Otras veces acalla los gemidos y me araña. Los mensajes que percibo de ella son algo como: "¿No era mi cuerpo lo que deseabas? Pues aquí lo tienes. Pero nada más."
Creo que en el fondo ella me culpa por la muerte de su novio (y yo también), se siente miserable y vive en mi casa como una inquilina a cambio de sexo. Pero yo no quiero una esclava sexual. Quiero que me comprendan. Y quiero comprenderla. La semana pasada estaba pensando en todo esto en silencio y me eché a llorar. Ella vino y en vez de abrazarme simplemente me hizo una mamada.
¿Y ahora yo, qué hago? ¿La echo de casa y la dejo sin lugar donde ir? ¿O intento amar con alguien que me considera un asesino?
Me siento muy desdichado.
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