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Antiguo 26-Jun-2022  
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En el hilo sobre "preguntas y respuestas" se ha hecho referencia al tema de la mitología y Elocín nos ha regalado un bello poema que refiere en versos la leyenda de Apolo y Dafne. Me ha encantado, por cierto.

Confieso que soy un apasionado de los mitos griegos y, dado que este es un foro cuya temática principal es el amor y cuantas emociones se derivan de él, me ha venido a la cabeza la historia de Jasón y Medea, donde el amor y los celos alcanzan unos niveles superlativos.

Supongo que todos habéis oído hablar de Medea, aunque solo sea por la famosa tragedia que Eurípides escribió con dicho título. Imagino que también habréis oído hablar de Jasón, aunque en este caso sea por la no menos famosa película de aventuras titulada “Jasón y los argonautas” (a la que también hizo referencia Bulldozer en el antedicho hilo de preguntas y respuestas). En "Jasón y los argonautas", un grupo de héroes de gran renombre se embarcan a bordo de la nave Argo para ir a buscar el “vellocino de oro” (quizá en otra ocasión me enrolle un poco más hablando de esta famosa piel de carnero). Lo que quizá no sepáis todos es que ambos, Jasón y Medea, fueron pareja y que dieron lugar a, como dije al principio, una de las historias de amor y celos más perturbadoras que se conocen. Quizá, aunque con muchos matices, podríamos decir que fueron los Bonnie and Clyde de la época.

Medea era la hija de un tal Eetes, que era rey de la región de la Cólquide (hoy parte de la Georgia occidental). Desde muy niña aprendió el arte de la magia y de la brujería, instruida que fue por la gran hechicera Circe (esta seguro que os suena de una de las aventuras de Ulises en “La odisea”), quien era además pariente suya, tía para ser más exactos.

El caso es que cuando Jasón llego a la Cólquide en busca del referido vellocino de oro, Medea se enamoró locamente de él, uno de esos flechazos que se suelen dar de vez en cuando, de modo que no se lo pensó y decidió ayudarle para que pudiera superar las pruebas que su padre, el tal Eetes, le impuso si quería recuperar el vellocino. A tal efecto, le proporcionó una serie de ungüentos y pociones mágicas de su invención que, entre otros efectos, hicieron a Jasón invulnerable a las llamas y le dotaron de una fuerza descomunal. Gracias a ello pudo, entre otras proezas, uncir a un arado dos enormes bueyes que echaban llamaradas por la boca y roturar con ellos la tierra (una de las pruebas que le impuso Eetes). Las artes mágicas de Medea hicieron también que Jasón pudiese derrotar al poderoso dragón que custodiaba el vellocino (al que Medea narcotizó con la flor de la amapola) y hacerse así con el tesoro.

A cambio de esta valiosa ayuda, Jasón se llevó consigo a Medea en su barco y le prometió casarse con ella. Daba comienzo de esta forma su historia de amor, que se vio favorecida en lo que al sexo se refiere por los prodigiosos preparados que elaboraba Medea, que según su cuentan inflamaban el deseo de aquellos que lo bebían, al tiempo que se les ponía el pito más duro que una piedra de granito. Vamos, que la tal Medea conocía los secretos de la viagra muchos siglos antes de que la redescubrieran estos listillos de Pfizer.

Sin embargo, Eetes no estaba dispuesto a resignarse así por así a perder el vellocino y, de paso, a su hija, por lo que organizó una poderosa flota para perseguir y capturar a Jasón, poniéndose al frente de la misma.

A bordo de la Argo, además de Medea, iba también otro hijo de Eetes, un tal Apsirto, que era todavía un niño y al que Medea había decidido llevar consigo. Esta era, de hecho, otra razón para que Eetes los persiguiera. Sin embargo, cuando la flota de Eetes estaba ya a punto de dar alcance a Jasón, Medea tomó la decisión de matar a Apsirto, su propio hermano, al que descuartizó y arrojó el cadáver hecho pedazos al mar. El desconsolado Eetes tuvo que recoger uno a uno los restos de su malhadado hijo, lo que le llevó mucho tiempo, ventaja que aprovecharon los argonautas para poner rumbo a Yolco, la patria de Jasón, y escapar así definitivamente de Eetes.

Por aquel entonces reinaba en Yolco un tal Pelías, que era además tío de Jasón. Pelías había prometido a Jasón que le cedería el reino si a cambio le traía el vellocino de oro. Sin embargo, cuando Jasón regresó triunfante con el vellocino, Pelías se hizo el longuis y se escaqueó de cumplir su promesa. Entonces volvió a entrar en acción Medea, que ya hemos visto cómo se las gastaba.

Lo que hizo Medea fue enseñar a las hijas de Pelías (las llamadas Pelíades) un conjuro que, según decía, hacía rejuvenecer a los viejos. Para demostrarlo, Medea degolló un carnero viejo y lo echó dentro de un caldero con agua hirviendo. Al rato y tras pronunciar las palabras mágicas del conjuro, salió del caldero un carnero totalmente rejuvenecido. Asombradas y con la mejor intención del mundo, las hijas de Pelías (con la única excepción de Alcestis, cuya historia de amor con un tal Admeto también merecería ser contada) quisieron entonces hacer lo mismo con su padre, a fin de devolverle la juventud. Sin embargo, Pelías no sobrevivió al degüello y, por tanto, se coció dentro del caldero.

Sin embargo, los planes no le salieron bien a Medea, ya que los habitantes de Yolco se mostraron horrorizados ante este magnicidio, obligando a Jasón y a Medea a exiliarse. La pareja partió entonces hacia Corinto, donde fueron bien recibidos y vivieron felices durante diez años, justo hasta que Jasón decidió abandonar a Medea y divorciarse de ella para casarse con Creúsa (también conocida como Glauce), la hija del rey Creonte de Corinto.

Arrebatada por los celos y completamente fuera de sí, Medea envió entonces a Creúsa un manto bellísimo y una diadema de oro, diciéndole que se trataba de regalos para su futuro enlace, ya que aceptaba de buen grado su compromiso con Jasón. A Creúsa le encantaron la diadema el manto y, sin sospechar nada anómalo, se los puso al instante. Pero, ay, tales objetos encerraban en realidad un poderoso maleficio, de manera que nada más que la incauta muchacha se los puso, la diadema y el manto se inflamaron en llamas y la quemaron viva. ¡Ya veis el enorme poder que como hechicera tenía Medea! Y no solo quemaron y mataron a Creúsa, sino también al padre de esta, al rey Creonte, quien se había abalanzado sobre su hija para tratar de salvarla.

No satisfecha con lo que había hecho y con el afán de causar el mayor daño posible a Jasón, Medea mató acto seguido con una espada a los dos hijos que había tenido en común con él: Mérmero y Feres. Y es que en este caso, el odio contra Jasón era mayor que el amor que sentía por sus hijos.

Existe, no obstante, otra versión que dice que en realidad fueron los propios corintios los que mataron a los hijos de Medea, como castigo por haber asesinado esta a Creúsa.

Sea como fuere, el caso fue que Medea tuvo que poner pies en polvorosa y salir huyendo a toda leche de Corinto, si no quería que la linchasen. Y cuenta la leyenda que lo hizo en un carro conducido por serpientes aladas que le había prestado su abuelo Helios, el titán que personificaba al Sol.

Tras salir de Corinto, Medea anduvo errante por diferentes lugares, hasta que llegó finalmente a Atenas, donde su rey, Egeo, no solo le brindó su hospitalidad, sino que terminó casándose con ella y tuvieron un hijo juntos al que llamaron Medeo. Cierto es que Egeo era ya bastante mayor en aquella época, pero si "Papuchi" tuvo un hijo con más de 80 años, ¿no iba a poder tenerlo también Egeo, máxime teniendo de pareja a una experta en filtros y brebajes afrodisíacos como era Medea? Está claro que Egeo debió pasarlo pipa durante aquellos años en compañía de su joven y fogosa esposa.

Medea aspiraba, no obstante, a que este tal Medeo sucediese a Egeo en el trono de Atenas, pero a este pretensión se oponía la presencia de un hijo anterior de Egeo: el célebre Teseo, uno de los héroes más populares de la Grecia antigua (el que mató al Minotauro). Así las cosas, Medea quiso envenenar a Teseo echándole uno de sus poderosas pócimas en una copa de vino. Pero Teseo se percató a tiempo de la jugada y no bebió el letal trago.

Descubiertas así sus malévolas intenciones, Medea tuvo que salir huyendo de nuevo, en esta ocasión acompañada por su hijo Medo.

Al enterarse poco después de que su padre Eetes había sido destronado por su propio hermano, llamado Persis, Medea decidió regresar a la Cólquide. Allí Medeo se enfrentó con su tío Persis, al que derrotó y mató, convirtiéndose de este modo en el nuevo rey de la región. Esto permitió a Medea poder vivir de ahí en adelante tranquila y sin nuevos sobresaltos.

Poco se sabe sobre el final de Medea, ya que existe mucho misterio envolviéndolo. La versión más extendida dice que en realidad nunca murió, sino que se le concedió la gracia de ser elevada a los Campos Elíseos en vida, donde vive eternamente como inmortal, e incluso que allí contrajo matrimonio con el legendario héroe Aquiles. ¡Cualquiera sabe! En todo caso, de Medea cualquier cosa que se diga puede ser posible.

En cuanto a Jasón, se dice que continuó viviendo en Corinto tras la marcha de Medea, cada vez más solitario y triste, sin amigos y despreciado por todo el mundo. Dicen que gran parte de su vejez la pasó dentro de la Argo, donde subía con frecuencia para recordar con nostalgia los gloriosos viejos tiempos que pasó en compañía de los argonautas. De hecho, su muerte acaeció precisamente a bordo de la nave, cuando una madera vieja se desprendió de su casco y le golpeó en la cabeza. Un final desde luego nada heroico para quien sin duda fue uno de los mayores héroes de la Grecia antigua. C'est la vie!
 
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Éstos tienen varios vídeos de leyendas y mitos.. están muy bien jeje

 
Antiguo 27-Jun-2022  
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Éstos tienen varios vídeos de leyendas y mitos.. están muy bien jeje

https://www.youtube.com/watch?v=o2W3jfvZU4w
Está chulo, sí
 
Antiguo 27-Jun-2022  
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Te llevas un gran chasco cuando, primeramente, ves la película de Jasón y los Argonautas y luego observas la película Medea de Pasolini, donde se comprueba el tipo de gentuza que es Jasón y destruye el mito del héroe.

En el fondo no fue más que un pirata y un sinvergüenza que robó el Vellocino de Oro por todo el morro al pueblo de Medea, arrastrando a ella como cómplice de ese robo y quedando la pobre como traidora a su pueblo. Así se lo agradeció. Prefiero otros héroes como Hércules, Ulises o Teseo.
 
Antiguo 27-Jun-2022  
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Te llevas un gran chasco cuando, primeramente, ves la película de Jasón y los Argonautas y luego observas la película Medea de Pasolini, donde se comprueba el tipo de gentuza que es Jasón y destruye el mito del héroe.

En el fondo no fue más que un pirata y un sinvergüenza que robó el Vellocino de Oro por todo el morro al pueblo de Medea, arrastrando a ella como cómplice de ese robo y quedando la pobre como traidora a su pueblo. Así se lo agradeció. Prefiero otros héroes como Hércules, Ulises o Teseo.
Estoy acuerdo en parte con lo que dices, pero en otra parte no.

No dudo que Jasón se sirviera de ciertas mañas para hacerse con el vellocino, pero tampoco es que lo robara ni que el tesoro perteneciera en sentido estricto al pueblo de la Cólquide. Se trataba de la piel de un carnero dorado y con alas que el dios Hermes proporcionó en su momento al beocio Frixo para escapar volando de su padre Atamante, que quería sacrificarlo junto a su hermana Hele. Frixo sacrificó luego el carnero y colgó su piel en un roble del bosque sagrado de Ares, en la Cólquide. Jasón simplemente quería recuperarlo para su pueblo y así se lo hizo saber a Eetes, el rey de la Cólquide, quien le dijo que si lo quería debía superar unas pruebas muy duras que le impuso. Y Jasón las superó. El hecho de que Medea con sus artes mágicas le ayudase no significa que no actuara legítimamente.

En cuanto a los otros héroes que mencionas, tampoco es que fueran un dechado de virtudes. Todos tenían muchos defectos y comportamientos poco edificantes. Heracles, por ejemplo, fue el mayor de los héroes, pero no hay que olvidar que mató a su primera esposa y a todos los hijos que tuvo con esta. Cierto que lo hizo movido por un acceso de locura que le provocó la diosa Hera (esta odiaba con toda su alma a Heracles), pero eso tampoco le exime de toda culpa. Además, antes de eso, Heracles también había matado a su profesor de música, quien tampoco le había hecho ningún daño.

En cuanto a Teseo, si bien fue un gobernante honrado y noble, cometió también algunas tropelías, como la de maldecir y desterrar de Atenas a su propio hijo, Hipólito, creyendo los infundios que Fedra había vertido hacia este.

Finalmente, Ulises, pese a lo bien que lo pintan en todos lados, no era ni mucho menos trigo limpio. De hecho, era de lo peorcito que había entre los griegos. Un tipo taimado y astuto como pocos. Pero no solo astuto en el sentido de ingenioso (todos conocemos su ardid con el famoso caballo de Troya o con el cíclope Polifemo), sino también en el sentido de tramposo, marrullero, traidor y, en definitiva, mala gente. Entre sus muchas añagazas, una de las más reprobables es el pérfido anzuelo que puso a Palamedes (que era mucho más noble que él) para que fuese condenado a muerte.

Personalmente, mi héroe preferido es Héctor, el troyano. Ese sí que era un tipo noble, valiente y con principios. No hubo otro como él, pese a que también tenía sus defectos.

En todo caso, si algo me gusta de los dioses, héroes y villanos de la antigua Grecia es precisamente eso, que en todos había luces y sombras, virtudes y defectos, conductas encomiables y otras detestables. Igual que podían ser generosos, atentos, nobles y virtuosos, también eran crueles, promiscuos, perversos y sanguinarios. Entre ellos no existía el repugnante maniqueísmo al que se tiende hoy en día, donde los héroes son todos perfectos, sin ninguna mancha en su historial, y los villanos son todos malos, malísimos. Esto me parece vomitivo. Los héroes y villanos griegos me resultan, en definitiva, mucho más humanos.
 
Antiguo 28-Jun-2022  
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Pues sí, Danteojos, ello ayuda a explicar que los dioses impusieran a Ulises un castigo de 20 años de duración durante los cuales no pudo volver a su hogar, 10 años de guerra y 10 años de navegación errante.

Cierto que, en un principio, el castigo fue la larga duración de la guerra, de la que él se quiso escaquear, pero al final tuvo que ir por narices, aunque luego Poseidón le impuso un castigo mayor por lo que hizo a su hijo Polifemo. Ciertamente, los dioses grecorromanos, no perdonaban las ofensas, ni una; y las penitencias solían ser muy duras.

Por último, a Ulises se le impuso otra penitencia, debido a la matanza de los pretendientes. No se conformó con echarlos de su casa, que es lo que los dioses le habrían permitido, sino que los aniquiló con su arco. Y eso irritó a los dioses. Es muy llamativo, porque en las religiones paganas sí estaba permitida la venganza en principio. Era el cristianismo el que prohibía la venganza y hacía referencia a ser piadoso con los enemigos. Sin embargo, en esta ocasión, los dioses del Olimpo, castigaron a Ulises por su actitud vengativa y asesina hacia los pretendientes de su mujer.
 
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