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Iniciado por simi
Hoy cumplí años y fue un día terrible. No porque casi nadie se acordó, es porque mi mamá inmediatamente de darme un regalo, me trató de ladrona por una factura que no aparecía. No fue lo que dijo sino como lo dijo. Así que le devolví su regalo. Me fui para la Uni, y me enfermé del estómago, y al regresar a la casa, me devuelve las cositas que le he dado, y comenzó a decir que porqué me arreglaba yo( por ser el día de mi cumpleaños me arreglé el pelo y me hice manicure y pedicure, casi nunca las hago, pero si en días especiales) , que era una irresponsable y comenzó a pegarse en la cara puñetazos, así que hice lo que siempre hago, y la ignoré.
Me duele esta situación demasiado. Tengo 32 años, trabajo y estudio, vivo aún con mis padres y ya termino este año la carrera, por eso no me puedo ir aún de mi casa. Sin embargo duele, y creo que estoy cargando a mi novio con eso, no se que hacer, cómo sentirme, cada vez me siento mas fracasada ante ella, y deseo que muera a ratos, y luego me siento tan culpable. A ella no le gusta que los demás sean felices. No se que le pasa. ¡Ayúdenme!
Y mis amigos nada que me llamaron hoy y no tengo con quién desahogarme.
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Seré muy dura y directa contigo. Yo sufrí de maltrato psicológica y corporalmente en mi infancia, y adolescencia. La primera vez que asistí a un curso tenía 19 años que era de sexología. Para aceptar mi condición de mujer, de un ser maravilloso y no la Interpretación de los Hechos que tenía de que era un castigo divino como me hicieron creer en casa por la doctrina rigurosa machista a la que fui sometida.
Al terminar el curso nos hicieron introducción de otro que comenzaría el próximo mes abordando temas como -Repetir Patrones- en que hablaron de personas que buscaban parejas parecidos a sus progenitores. En que si vivió abusos y maltratos en casa este los tendría nuevamente con su novi@.
En eso me exalte ante tal comentario en que dije que como era posible que alguien que salió de las entrañas del infierno regrese voluntariamente para consumirse nuevamente en el fuego.
Me respondieron con tres simples palabras como esto se podía evitar: -
"Reforzar la Autoestima"-. Sí, eso fue todo lo que dijeron ante mi inquietud de un tema tan delicado como la violencia en las relaciones de pareja.
Desde entonces recomiendo ampliamente los cursos, talleres, y consultas para la autoestima. Pues estos evitaron que pudiera tener una pareja igual o peor que mi padre en que me sentiría merecedora de sus despotismos a mi persona y posiblemente ser una potencial misándrica.
Te escudas en el amilanamiento para no remediar la situación en la que estás pasando. El estudiar faltando un año de carrera lo usas de pretexto para no salir de tu casa prefiriendo soportar manipulaciones y una relación con tu madre que cae en lo tóxico antes que lograr un cambio significativo para tu salud mental. Pues aunque no lo creas hay salida ante el conflicto que tienes con tu madre es simplemente la de tener carácter.
Por supuesto, no me refiero a que seas fuerte de carácter en que agredas al agresor esto solamente provocará incrementar el problema. Necesitas saber manejar tus emociones para que no te dejes arrebatar por ellas.
Es decir, dejar de sentir que todo lo que te pasa sea personal comenzando con que nadie te felicito en tu cumpleaños.
Ve lo que tienes y no te mortifiques por lo que te falta. Empezando con que tienes un novio en el que pudiste hacer planes para celebrarlo a su lado. Si tus amigos no se acordaron ya luego les preguntarás a que se debió que lo olvidarán en lugar de torturarte con pensamientos negativos de que nadie se acordó de ti.
Si es muy seguido que tu madre te alce la voz para imponerse es la de ignorarla pero no dando la espalda sino con una frase que acompañe tu actitud en que si no se relaja no hablaras con ella, abandonando la habitación o en cualquier parte de la casa en donde se encuentren. Este método también es recomendable para el área laboral con compañeros e incluso con el jefe. Es solamente no temer a ser despedido
o que se te va la vida si te rechazan.
¡Así es! El secreto para tener el control en una discusión es de no temer al rechazo.
Actualmente tengo 34 años. Aquellas personas con las que socializo y se contagian de mi alegría creen que fui una niña consentida en mi casa, mis amigos que saben de mi pasado dicen que esa experiencia me hizo ser quien soy en la actualidad.
Pude ser alguien rencorosa, resentida con mi padre y con los hombres en general.
Es decir, en una misándrica. Revolcándome en el charco del dolor, lamiéndome las heridas, pero en lugar de eso preferí hacer un cambio en mi vida. En mi caso, decidí cambiar mi destino, en que me negaba a ser víctima de la sociedad, responsabilizándome de mi vida teniendo empoderamiento. Preferí levantarme y cumplir con la promesa que me hice a mi misma:
SER FELIZ.
Mis padres me estropearon pero estaba en mí el arreglar el desastre que ellos hicieron conmigo. El fortalecer la autoestima requiere de mucho esfuerzo, dedicación y el decirte constantemente que -
"Si se Puede"-.
Había momentos donde mis fuerzas flaqueaban, voces en mi cabeza que me obligaban a rendirme, diciéndome que tanto esfuerzo no valía la pena, que era imposible recuperarme del daño que me hicieron, que ya estaba rota.
El problema con la relación con mi padre es que buscaba su aceptación. Que me quisiera, por eso sentía que me merecía el castigo físico que me infringía. Luego me di cuenta que eso estaba lejos de ser feliz y di un giro de 180° para conseguir mi bienestar.
No fue fácil poner un alto a mis mayores temores pero cuando lo consigues la recompensa es reconfortante.
Ya superando el primer paso (
sí, "el enfrentar" es el primer paso), seguí con el segundo que fue el perdonar. De esa forma se elimina el rencor y remordimiento que eso intoxica bastante tu ser interior. Curiosamente cuando perdone sentí mi cuerpo más ligero, agradable, y me facilitaba demasiado el sonreír a la vida. Con mi madre el proceso del perdón fue un poco más complicado siendo que falleció cuando tenía quince años. Así que seguí el consejo de uno de mis libros de auto-ayuda que fue escribirle una carta que deposite en su tumba, donde decía que seguramente si me viera se sentiría orgullosa de mí porque yo si estaba orgullosa de ser quien soy.
A mi padre cuando se volvió a casar lo visitaba a su casa en días festivos, cumpleaños y reuniones que organizaba. Después de todo aquel hombre seguía siendo mi padre.
Tal vez nunca me lo dijo de que se sentía orgulloso, pero por lo menos en su mirada yo observaba Respeto.
Algo importante que aprendí es que no podemos complacer a las personas que queremos por más que nos esforcemos siempre pedirán más y más. Por eso sentí primordial aprender a poner límites.
Si eligiera el género literario que narraría mis experiencias, diría que es comedia sin dudar. Pues los dramas que viví, fueron etapas de mi vida en que se enfrenta, se resuelve y luego seguir en mi sendero.
La senda abriré
Tomando el lado cómico de las cosas, en que ya me han dicho que me rió de la vida.