El problema es cuando a los fantasmas los tomamos tan en serio que no podemos quitarles la sábana para darnos cuenta de que debajo hay un ser humano normal y corriente que sencillamente no quiere formar parte de nuestra vida, o peor, la cagó, era un/una sinvergüenza, nos engañó, nos estafó emocionalmente.
El fantasma se fue a asustar a otra gente... La clave está en no permitir que te siga impresionando con sus apariciones. No deberían de tener ese poder "sobrenatural" que invade y paraliza de esa manera.
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