Sin importar como al final él actuó contigo, tú elegiste libremente esa relación con él.
Si te endulzo la oreja es que en el viste algo bueno en su momento.
Tal vez eso bueno fue la soledad compartida y los mimos y apapachos mutuos.
No se trata de armarse de prejuicios suspicaces donde si alguien te dice “te quiero”, vete tú a saber si será honesto o no según que tiempos llevan de conocerse porque a veces hay parejas que en veinte años no terminan de sorprenderse mutuamente para bien y para mal.
De él, como siempre, pueden decirse muchas cosas pero ¿qué harás contigo misma y tu necesidad afectiva?
Veo pocos consejos hacía el verdadero meollo del asunto, es decir, tú.
Siempre hay grandes consejos respecto a la gente que no está aquí y viviendo tan tranquilos sus vidas.
¿Tienes planeado aprender algo valioso de ti después de ésta experiencia?
¿Tus relaciones próximas las basarás también en la cama y sin salir de casa?
¿Piensas que por el hecho de ahora ser la dejada es que solo él buscaba un provecho de ti?
Que a veces los planes se nos vengan a bajo no quita que también estuviésemos buscando algo tanto como el otro.
¿Qué te gustaría hallar en alguien como para una relación en la que también estés preparada y, más aún, qué aspectos en él y en ti daban o no el perfil para tal propósito?
Fijarse en las acciones antes que las palabras de los demás no puede ser más importante que en tus propias conductas libres y responsables.
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