A ver, Miguesal(ido);
No hace mucho nos relatabas el hecho de que te ponían los pechos de las mujeres, aunque fueran amigas tuyas, y que eso te provocaba erecciones y sensaciones varias.
Supongo esos dos gordos del cuarteto que hablas (puede que uno sea Torbe y todo), se concentran en la "faena", en el culo, tetas y partes nobles de la mujer (intercambiada o no) a la que se cepillan en ese instante, olvidándose de que haya algún pene percutiendo por allí cerca.
Por lo que nos cuentas, parece ser que (hipotéticamente) te incomoda y te distrae el hecho de que haya un pene por ahí cerca explorando hasta las trompas de Falopio, y misteriosamente, tu obsesión por los pechos desaparece, aún teniéndolos por allí cerca rebotando según posición de ejecución.
Cabría la posibilidad de una homosexualidad subyacente en lo más profundo de tu ser. De ahí quizás tus rabietas e incomprensión (muy radicales, los heteros estándar también hay veces que no entendemos el comportamiento femenino pero diría que no raya generalmente tu obsesión) hacia las féminas y sus tribulaciones.
|