|
Estoy a punto de mandar a la mierda mi relación después de 7 años. 7 años maravillosos donde nos queremos a muerte, donde está siendo lo más real y auténtico que he tenido jamás.
Lo nuestro fue rápido, nos gustamos a la primera y a los 6 meses ya estábamos viviendo juntos hasta el día de hoy. Nuestra convivencia es muy buena y sincera, nos complementamos en todos los sentidos.
Yo, por motivos de trabajo a veces tengo que viajar fuera de España.
Él pasa la mayor parte del tiempo en casa, es ingeniero informático y teletrabaja en casa normalmente, exceptuando algún día que tiene que ir a la oficina.
Cada vez que tengo que viajar, nos echamos muchísimo de menos, me llama a menudo y nos vamos escribiendo casi todo el día por WhatsApp o nos mandamos fotos de lo que estamos haciendo en ese momento o comiendo.
La verdad que lo paso mal estar tantos días separada de él y durmiendo sola.
En este último viaje, me fui 4 días a Berlín. Tuvimos las mismas conversaciones de siempre que nos echábamos de menos, que nos queríamos y como siempre yo estaba deseando volver a casa con él.
El día que volví, le tocaba ir a la oficina, por lo tanto no podíamos vernos hasta la tarde.
Cuando entré en casa lo típico ¿no? Te das una ducha, echas a lavar la ropa de la maleta etc etc… me puse hacer la comida, comí y después fui a echarme un rato a la cama porque estaba agotada del viaje.
Cuando me tumbé, me clavé algo en la espalda, y resultó ser un pendiente. Por más que miraba el pendiente no me sonaba de nada, tenía como una forma de hoja dorada y una bolita verde. Tengo muchos pendientes y sabría reconocer si era mío. Me quedé estupefacta.
En mí cabeza había opiniones dispares, «no puede ser, él no es capaz de caer tan bajo, además me quiere y nos va bien», pero ahí en nuestra cama había un pendiente que no era mío, eso estaba claro.
No le quise decir nada en el momento, necesitaba pensar que iba a decir y cómo para ver su reacción y sus gestos.
Cuando llegó de trabajar por la tarde me dió un abrazo enorme y me empezó a besarme hasta el punto que se puso cachondo y pretendía tener sexo conmigo, como solemls hacer cada vez que estoy fuera de casa tantos días. La situación me pareció extraña ya de por sí.
Y en ese momento me saqué del bolsillo el puto pendiente de hojas doradas. Cuando lo vió dijo «qué bonito, ¿te lo has comprado allí?»
No esperaba esa respuesta eso desde luego.
«Lo he encontrado en nuestra cama entre las sabanas».
No dejaba de analizarle pero es que no cambió el rosto ni un poquito.
Dijo que era la primera vez que veía ese pendiente, que sería mío. Yo me quedé sin palabras, en silencio, no sabía que decir de verdad.
Fue cuando dijo qué era lo que estaba insinuando exactamente, y cómo podía pensar algo así de él. De echo se molestó bastante cuando le acusé de que alguien había estado en nuestra cama. Se ofendió tanto que se metió en la cama sin cenar ni dirigirme la palabra.
Y aquí estoy yo de noche en el salón que no puedo dormir y pensando que cojones está pasando. ¡No entiendo nada!
Y sigo analizando las cosas, por eso necesito que me deis vuestra más sincera opinión sobre el tema porque no quiero que se quede esto en nada.
Ese pendiente no es mío, lo tengo muy claro. Lo más sensato es pensar que se ha subido a una tía a ****** a nuestra casa, pero hay detalles que se me escapan, por ejemplo, siguen estando las mismas sabanas de cuando me marché. Si tienes sexo con una persona y quieres ocultarlo echas las sábanas a lavar ¿no?, y luego su actitud cuando le acuse también me hace dudar porque en ningún momento se sorprendió de lo que le estaba diciendo, ni una pequeña mueca ni nada.
Y además al reencontrarnos quería sexo conmigo y todo.
No se que pensar, me estoy volviendo loca.
Gracias por leer mi pedazo de tocho.
|
Modo Hilado