Verdadero demócrata en la Segunda República, fue Julián Besteiro, del PSOE, quien ya advirtió a Largo Caballero, compañero suyo de partido, que llevaría a España a un baño de sangre por esa manía suya de defender la dictadura del proletariado. Besteiro miraba hacia Francia, Largo Caballero hacia la Unión Soviética. Así fueron las cosas
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