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Bueno, ya estoy otra vez. De nuevo en la búsqueda del Santo Grial, otra vez en la brecha. Esta noche he quedado con mi mejor amigo para salir de marcha. Quizás sea porque el verano ya se va terminando y abruptamente como es normal en ciudades con clima continental tan acusado, pero la noche estaba un poquito descafeinada.
Os cuento. Viviendo en una ciudad de menos de 200.000 habitantes como vivo y teniendo 38 años me encuentro que sólo veo, dependiendo de los bares a los que entramos, o grupitos de tios "manchados" con alguna mujer suelta o parejas de cuarentones y cincuentones o grupos de tios en manada o grupitos de niñas (como suena) veinteañeras a lo sumo. Y esta vez no había mucho del último colectivo.
Tengo esa edad que comenté antes y nunca me gustó realmente salir de noche. Es una actividad que he apreciado en su justa medida en la treintena, aunque llevo saliendo toda mi vida pero con menor frecuencia. Tener una conversación entretenida, tomar algunas tapitas, una cañeja o una piña colada... nada realmente fuerte... es todo lo que hago y está bien.
Sin embargo, me entra pereza, y cada vez más, las veces que pienso en "entrar" a una chica. Y la otra mitad de ocasiones, simplemente es que no encuentro mujeres que se ajusten a lo que ando buscando.
Hoy, como otras veces, he visto que algunas chicas se acercaban a la barra y sabía que sin ningún problema podría darles algo de conversación y, tal vez, conseguir entretenerlas por un rato. Sin embargo, eran todas ellas unas veinteañeras, muy monillas eso sí pero veinteañeras... y me dije: Delph, ¿te merece la pena tratar de charlar con estas chicas? ¿Estará entre este grupito la mujer de tu vida? ¿Acaso tendrán la educación suficiente para no cortarte en seco? La respuesta a todas esas preguntas era NO y por tanto no me decidí... y eso es lo que me preocupa.
Noto que se me están acabando las pilas. No me refiero a mi libido, que por suerte o por desgracia, está siempre a un nivel altísimo, no. Me refiero a el impulso que me lleva a acercarme a una mujer en un bar por vía del cara a cara. Creo que es el hastío de saber que no servirá y que puedo resultar escaldado y verse afectada mi autoestima. Así que el resultado matemático es que me sale a devolver, a devolverme la mala leche que más de una tiene acumulada de la semanita en formato hostia fina. No me interesa. Y ya ni lo intento.
Como he dicho, además, no veo treintañeras que me interesen. Es como si hubiera llegado un flautista de Hamelin a la ciudad y se las hubiese llevado. Ese flautista se llama "oportunidad laboral" y se apellida Madrid, Londres o cualquier ciudad "Erasmítica". La que se va ya no vuelve y así sólo quedan las nuevas generaciones. Más antipáticas, más bordes y menos dispuestas a querer nada serio.
Esa es mi actual disyuntiva y problemática que comparto con vosotros/as a ver que consejos me dáis o si lo vivís en vuestras carnes.
Siempre digo: "Para esto no salgo" Y, sin embargo, termino saliendo. Es muy tedioso y noto que se me va la vida en esta búsqueda. ¡Ay, los casados, que afortunados sois de no tener que salir a "cazar" todos los días!
PD: si alguien me menciona, procura salir a divertirte y no a ligar... me lo como.
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