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Hay una constante en mi vida que ya bastante he tolerado en el tiempo, bastante porque tal vez faltaba estar como ahora estoy. Esa constante ha sido un abuso que toma diversas formas, hasta tener que negarme a sincerar aquello que sé me cuestionarán como hoy lo hacen. Y para qué perder tiempo, si al final voy a ir por ayuda y voy a salir peor.
Por mucho tiempo escuché que alguna parte del problema tenía que ser mío y sólo me dediqué a sentirme mal, a sentirme sin saber como acertar, cediendo mi parcela de razón y me ha costado años salir de ese foso.
A día de hoy vuelve alguien con esa misma actitud prepotente de quien no cree que tiene que haber algún indicio del otro para traspasar su espacio y le he sacado a patadas. Le he mostrado toda la rabia que me provoca y sigue ahí, haciendo a veces como que nada, otras veces como sino supiera porqué actúo como lo hago, pasando de víctima, contando historias, a veces inventándote un castigo del que nadie se de cuenta y otras buscando por dónde....
¡Estoy tan cansada de egoísmos y figuración! Como van haciendo de todo lo positivo y con vida; algo decadente y denso, algo que todos terminan detestando, claro... pero ninguno le pone freno. Y al final hay que abandonar otra planta más para que termine de podrirse.
Pero el final esta vez no va a ser el mismo.
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