Este verano estuve en un campamento como voluntaria, eramos poquita gente, pero había muy buen ambiente. Estuvimos alojados en un albergue durante una semana, en esa semana nos acompañaba durante las cenas y reuniones de equipo por las noches el gerente del albergue: Jorge.
Yo me fijé en el desde el momento en que le vi, fue como un flechazo, algo inexplicable que quizás a muchos os haya pasado. Siempre que le veía me ponía nerviosa, no sabía como actuar, si hablarle o no... Entre nosotros había juego de miradas, eso hizo que en mi hubiera un mínimo de esperanza. Pero llegó la última noche, la fiesta de despedida. Y cuando se fue, se despidió de todos, pero de mi especialmente se despidió de una manera muy fría. Me quede desilusionada si os soy sincera.
Desde esa semana, no he dejado de pensar en él, os parecerá extraño, raro, exagerado tal vez. Pero fue como una "espina" que se me quedó clavada. Cundo pasó un par de meses (sobre septiembre) envié un mensaje al correo del albergue diciendo que quería comunicarme con Jorge. No recibía respuesta, así que lo di todo por perdido, pero anoche tenía respuesta, me dieron su correo y su móvil. Llevo todo el día dándole vueltas, paso del tema y no le escribo, o le escribo? ¿Hice mal en enviar ese correo?
Gracias por leerme y agradecería respuesta