Cita:
Iniciado por Haver
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Si se disculpa quedará como una persona muy débil, vamos, como el rarito de turno, yo no me disculparía, él no ha hecho nada tan malo como para disculparse.
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Porque es él quien no ha hecho nada malo, uno se disculpa por una ofensa o por hacer daño por ejemplo, no por lo que él hizo. Al disculparse está admitiendo que hizo mal y le dará mucho más poder a ella de que actue de forma déspota en contra de él y se magnificará todo en ojos de los compañeros de trabajo, porque mira a ver cuál será la versión que estará contando ella en su círculo.
No creo que tenga que disculparse por nada, simplemente seguir su camino y dejar el tema, que además está en un ambiente laboral, algo muy delicado.
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El pedir perdón no es debilidad esa es tu Interpretación de los hechos que tomas como una verdad incuestionable. Los que no piden disculpas en realidad protegen su EGO.
Cuando una persona muestra dificultades en pedir perdón o en reconocer su parte de error o de responsabilidad en una dinámica relacional, lo que ocurre es que en realidad está desplegando una serie de esfuerzos para proteger una frágil percepción de su propio
"Yo".
El significado de una disculpa puede variar considerablemente según la situación. Disculparse cuando uno choca contra otra persona en la calle por ejemplo, resulta más fácil ya que no implica un auto-cuestionamiento de sí mismo, sino que se trata más bien de una simple respuesta educada. Sin embargo, pedir disculpas cuando existe una mayor carga emocional, por ejemplo después de discutir con una persona significativa,
es mucho más complicado, y en particular para las personas orgullosas que no quieren sentirse -débiles-.
Daré casos personales en donde no creí que hice algo malo. Pero, al afectar a la persona con mis palabras acepte la responsabilidad de mis acciones pidiendo disculpas.
En las sucursales generalmente, tenemos equipos de trabajo dependiendo de las ópticas es el número de Especialistas siendo casi siempre de tres personas. Rara vez somos cuatro o cinco. Cuando somos nones me ofrezco de voluntaria para ser la que sale a comer sola.
No lo hago por ser considerada, me gusta comer sola. Ya que, me puedo llevar un libro y leerlo tranquilamente después de comer. Cuando alguien me acompaña tengo el pensamiento: -
"Me quede en la mejor parte y no podré saber que sucede porque alguien está conmigo"-.
Cuando estuve en periodo de supervisión por el reporte de un paciente por creer que la trataba de manera prepotente estuve en la óptica en la que en segundo piso se encontraban las oficinas distritales. En donde se me evaluaría si era un elemento problemático o no. Bueno, para no hacer el cuento largo la encargada del Departamento de Convenios empezó a salir conmigo a comer. Si estaba con un paciente me esperaba a que estuviera libre para irnos juntas al comedor. Me agradaba platicar con ella pero en aquel entonces estaba leyendo un libro increíble y me dolía no avanzar en la lectura quedándome en el clímax del personaje principal (
debo decir que leo dos libros al mismo tiempo; uno que dejo en el trabajo y otro que dejo en la cabecera de mi cama).
La chica que salía conmigo en la hora de comida tenía el feo habito de fumar después de comer. Una vez le dije que yo podía ir a leer en los sofás que se encontraban en el Centro Comercial en lo que ella salía al estacionamiento a fumar. Me dijo que no, que fumaría a cierta distancia para que no me molestara el humo. Desafortunadamente, el humo del cigarrillo siempre daba a mi rostro cuando el viento cambiaba en mi dirección.
Una tarde cuando me esperaba para irnos a comer le dije sin pensarlo que prefería leer que estar con ella. Se fue sin esperar a que terminará mi oración. Ya que, la verdadera causa era que le gustaba fumar y no tenía nada que ver con que ella me desagradara. Lamentablemente, se lo tomo personal, comiendo antes que yo encerrándose en su oficina.
Al principio, vi eso como algo bueno siendo que ya no inhalaba el humo de sus cigarrillos y ya pude avanzar en mi lectura, terminado el libro y obsesionarme por conseguir el segundo tomo.
Pero algo dentro de mí me decía que de alguna forma le hice daño. Tal vez si o tal vez no. En todo caso mi comportamiento no fue exagerada y no veía nada negativo en las seis palabras que le dije. Aún así, fui a buscarla en su oficina a decirle -
"Lo siento"- de si alguna manera la ofendí me perdonara por ser insensible.
Tenía planeado exponer otro caso en donde pedí perdón por mi actitud ante un jefe que gritaba bastante. Le dije un comentario agraviante. No le pedí disculpas por creer que le hice daño, lo hice para que no fuera vengativa conmigo por defenderme agresivamente. El disculparse ayuda a tranquilizar el ambiente de trabajo. Pero mi primer ejemplo ya quedo muy largo y el segundo ya abarcaría una buena parte de este post.
En todas las relaciones pueden ocurrir malentendidos, desencuentros, conflictos, etc. Ninguna relación humana se salva de ello. Incluso es necesario y deseable porque gracias a estas dificultades aprendemos y crecemos como personas. Nuestra psique necesita tensión para desarrollarse. La gran diferencia radica en la capacidad para reparar el daño causado.
Pedir perdón tiene un efecto curativo casi instantáneo, entonces ¿por qué no utilizarlo con más frecuencia?
Se debe dejar la creencia de que ser vulnerable como algo extremadamente amenazante. Tienen miedo de que si bajan la guardia, todo se vendrá abajo, dejándoles sin control y con una herida incurable, teniendo una visión bastante polarizada, de tipo todo blanco o todo negro, con pocos matices intermedios. Es decir, temen que si se disculpan, tendrán que asumir plena responsabilidad mientras que el otro saldrá exento de cualquier culpa.
Sin embargo, si pudieran bajar sus defensas, mostrarse vulnerables y reconocer sus errores, permitirían una cercanía emocional y confianza mucho más profunda con las personas que les rodean.