Lo sospecho en cómo me mira, lo intuyo en cómo me habla y lo cazo en sus gestos.
...pero no digo nada. Sólo me despido con buenas palabras, para que mantenga la guardia baja, y sus armas, expuestas.
Él no lo sabe, pero el cazador ha sido cazado; jamás logrará nada conmigo...