En primer lugar, me veo sentado con la interfecta. No aprovecharía cualquier treta sucia para amorrarme ahí sino que intentaría provocar una situación emotiva intensa: por ejemplo, con música o exponiendo nuestros verdaderos sentimientos a flor de piel.
Tocaría su tersa mejilla con el dorso de la mano, como para apartarle algún mechón de pelo. Después haría algún que otro recorrido con las puntas de mis dedos por su rostro, como para ponerle en situación.
Nos empezaríamos a mirar con deseo. Ojo a ojo. Ella desviaría la mirada por un instante, tímida o pícaramente. No me distrairía ni un segundo, centrándome en sus labios, jugosos y carnositos. Después de pasarse ella la lengua por los labios, sutilmente, consideraría la oportunidad para internarme en su boca.
Lo primero es el típico beso social, que todos conocemos. Labio con labio, sin ningún peligro, sin ninguna repercusión. Secote total. Pero estando en casa y con toda la tarde a nuestra disposición, daríamos rienda a la pasión. No nos andaríamos con sensiblerías decimonónicas tipo "Sentido y sensibilidad", la lengua está para usarla. No tardaría en hacer de las suyas, buscando a su par y fundiéndose en un abrazo como aquella famosa escena de Braveheart en la que se unían los miembros de clanes rivales, con faldas y a lo loco.
Si nos sentimos fuertes, en nuestro elemento, y la chica parece que se anima, empezaríamos a dar un toque creativo y peliculero. Quizás ponerse la chica encima nuestro a horcajadas, para así facilitar más el acceso a otros puntos erógenos, que deberán ser activados secuencialmente, a su tiempo.
O tal vez un toque de guarrería como en aquellas películas tórridas protagonizadas por Silvester Stallone o Bruce Willis. ¡Sí, estos héroes de acción también tenían su coranzoncito! Levantándonos con la pareja de la mano y, acercándonos a la pared, acorralarle como a un frágil cervatillo y recorriendo con las manos todo su hermoso cuerpo, a la vez que seguimos fusionando las lenguas, casi, casi, como en la escena del telesilla, en "Dos tontos muy tontos".
En fin, libertad total. No sigo porque ya pasaríamos a mayores y no tengo ganas de que me baneen por salido.