Casi parafraseando a Íker Jiménez, mi ídolo de la tecno-verborrea vengo a plantear lo siguiente...
¿Cómo encajar el hecho innegable del poder casi mágico que terceras personas tienen sobre nuestra felicidad y, por otro lado, los miiiles de consejos (MUY válidos) de que la felicidad hay que encontrarla simple y llanamente en uno mismo?
¿Es esto puro oportunismo dependiendo sólo de nuestra situación sentimental del momento?
Ahí lo dejo... un saludo a todos y muy buenas noches!
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