Abrir los ojos (Sincronicidades y Mensajes de la Vida)
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido un recuerdo que nos ha estado persiguiendo, en forma de una persona a la que, por la distancia, el dolor o cualquier otra clase de sentimiento, hemos mantenido como presencia fantasmal. Esos dolores duran meses. A veces años, porque los desproveemos de realidad y los convertimos en una historia, eliminando las partes negativas y conservando sólo aquellas que nos hacen apegarnos, extrañar y dolernos de ficciones que ya no existen más que en nuestras mentes.
La Causalidad tiene unos caminos ciertamente extraños, pero certeros.
Soy poco amigo de contar experiencias personales, pero hoy quiero compartir una con vosotros. Porque creo que puede traer luz a muchos y hacerles ver que en nuestra vida existen las señales, y que podemos llegar a verlas a poco que hagamos un esfuerzo, aunque sea pequeñito, de voluntad.
Mi última “relación” (porque no se puede decir que fuese de pareja) transcurrió hace más de dos años. Terminó de forma abrupta porque en ningún momento de su duración fui capaz de darme cuenta de que me estaban usando, literalmente. Ingredientes habituales: uno sale de una relación desagradable y se encuentra con chica anclada en las mismas condiciones. La chica lo idealiza y termina consiguiendo que él mantenga una relación de afectividad con ella. Hace sus curas emocionales y cuando las termina desecha, simplemente, a quien le ayudó a salir del bache.
Hasta ahí una historia del común. Sin embargo, para quien os escribe fue un suceso sumamente doloroso que lo sumió en una tristeza enorme y lo ha mantenido lejos de ser un ser afectivo mucho tiempo. A pesar de haber desaparecido casi en el mismo momento en que sucedió no pude dejar de pensar en ella, en la persona que creí que era, y me retiré a mis cuarteles de invierno al dejar de confiar en el amor. Pero muy poco después, y hasta hace muy poco, empezaron a suceder cosas extrañas en mi vida: a
aparecer coincidencias, dos y tres veces al día, relacionadas con ella. Al principio pensé que me estaba sucediendo algo habitual cuando tus pensamientos se centran en algo concreto, pero con el tiempo fueron a más e incluso consulté a algunos de mis amigos, para cerciorarme de que mi mente no me estaba jugando una mala pasada, y que se sorprendieron porque pudieron ver algo raro estaba sucediendo; no eran casualidades o construcciones mentales, sino verdaderas señales que me estaban invitando a algo, a no borrar a esa persona de mi mente.
Inicialmente me confundí y les atribuí un significado erróneo, pero (y aquí viene la parte constructiva de este mensaje) gracias a ese repiqueteo constante de “casualidades” empecé a sospechar que su contenido era otro, me puse en disposición de saber más, de saber todo aquello que no quería saber sobre esa persona porque si lo hacía era como si matase su imagen en mi corazón. Digo ponerme en disposición porque al seguir la filosofía del
Wu Wei (la
Acción de la No Acción) he dejado que los acontecimientos fluyan y no los he provocado directamente. Pero cuando quieres Saber, acabas Sabiendo. Y he podido descubrir, hace muy pocos días, que las Señales me estaban invitando a poner en su justo lugar a esa mujer. Lo que he visto no me ha gustado nada, en absoluto. Los motivos concretos no los voy a decir porque he llegado a sentir verdadera lástima al conocerlos y porque creo que es mejor así. Pero he descubierto que no la conocía realmente. Que jamás podría haber sido feliz con ella. Que lo mejor que pudo sucederme fue lo que sucedió. Y con ello no quiero decir que sea una mala persona sino, simplemente, que no era la indicada para mí. Que no hubiera podido ser siquiera mi amiga sin que el amor hubiese hecho acto de presencia. Que su plano de evolución y el mío no es que fueran distintos: es que eran incompatibles.
Al empezar a darme cuenta de todo esto he pasado unas semanas bastante revuelto. Y, por arte de magia,
las Señales han desaparecido.
Me siento extraño, como liberado de una enorme carga. Creo que las Señales han cumplido su función y han logrado que pudiese expulsar de mí gran parte de un cuerpo de dolor que no merecía arrastrar. Estoy muy sorprendido de lo sutiles que son, a veces, los caminos que rigen nuestras vidas. Sin imponer, sólo susurrando. Que lo que nos parece un horror absoluto, visto con perspectiva y con todos los detalles, se revela algo con sentido completo.
Cuelgo aquí este mensaje para los que aún estéis sufriendo por el recuerdo de una ruptura o un amor no correspondido. Hay Esperanza. Hay algo más allá de la pura materialidad en la que vivimos
que se ocupa. No podemos comprenderlo porque las variables son excesivas para nosotros. Pero saldremos. Saldréis, y volveremos todos a ser felices porque es nuestro destino serlo.
DE VERDAD. A mí me ha pasado. Y si me ha sucedido a mí, ¿por qué a ti no?
Modo Hilado