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Iniciado por Amazonita
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La experiencia es un grado; veamos, las personas somos como el vino: Algunos nos volvemos vinagre y otros terminamos siendo el sueño del catador más experto. Yo estoy en formato tetra brik y tengo sulfitos.
Para quitar generalidad y prescindir de los efluvios vitivinícolas te diré que hay experiencias que se pueden convertir en barreras para ligar, entablar relación u otras que facilitan los tránsitos entre las etapas que conforman nuestros capítulos, por aquello de recuperar algo de "tiempo perdido", disfrutar de la vida, más si nos acercamos al final de la función. A vivir que son dos días, pardiez.
Desgraciadamente el camino es muy serpenteante; es decir, la experiencia no garantiza una mejor calidad de vida, pero tiende a hacerlo así, más si nos dejamos arrastrar por el presente mirando al futuro y no nos dejamos demasiados cachos de corazón desperdigados en los viejos desvanes destartalados de los amores perdidos; elegimos mejor, disfrutamos con más intensidad de las relaciones, somos conscientes de sus limitaciones, sufrimos menos por apego.
Estas cosas no llegan antes al igual que no nacemos pronunciando el alfabeto cirílico o demostrando el teorema fundamental del cálculo en la pizarrilla, con el chupete en la boca. Aprendizaje a base de esfuerzo, y en el caso del amor, con sufrimiento, pues los crueles límites que marca, los cuales tendemos a traspasar por inexperiencia son como alambradas electrificadas y nos hace aprender la lección a base de bien, saliendo la mayoría escaldados.
Es muy probable que una vez sepamos dichos límites, podamos movernos de una forma segura y sigilosa; al disiparse los miedos y tener las cosas tan claras es lógico que los ligues vayan viento en popa, e incluso te pueda sorprender su rapidez. Tempus fugit.