Lo conocí en un chat. Me pintó una imagen humilde, segura y llena de comprensión. Recuerdo todavía la primera vez que chateamos.
Bromeó sobre mis "cachetes", mofletes, como le dice él. Me contó que su ex también era así y que le causaban ternura. La conversación siguió básicamente como una demostración de "soy un hombre bueno, atractivo, pero para nada superficial y no me importa cómo sos, me caes muy bien". No soy una chica fea, por lo menos yo me siento bonita, pero el hecho de que él recalcara esas cuestiones me hizo verlo de otra forma.
Hablamos de ropa, sí ropa, qué loco no? Me contó qué ropa le parecería sexy, vi un dejo de superficialidad, tal vez era mi imaginación, me dije.
Días posteriores hablamos por skype, por varias semanas, hablábamos media hora, una hora, una hora y media. Me hacía reír, me gustaba su forma de ser tan optimista. Cada vez que yo veía todo gris, él me daba una palmadita cibernética para levantarme el ánimo.
Obviamente nos veíamos por cam, él siempre se mostraba muy serio, era una de las cositas por las que terminaba bromeando, "señor seriedad".
Empecé a notar ciertas cosas después de un tiempo. Él no me buscaba, estuviera conectada desde antes o no, siempre era yo quien tomaba la iniciativa saludándolo. No me molestó por un tiempo, quizá estaba ocupado o qué sé yo. Pero con el pasar de los días empecé a sentir que no me tomaba en cuenta, que no le gustaba, que no me tomaba muy en serio.
Le dije lo que pensaba y fue la primera de nuestras pseudo discusiones. Me dijo, o confesó que era bastante narcisista y que le gustaba que yo lo busque. Eso me dejó fría. "Acósame" me decía medio en broma, medio en serio.
Lo buscaba, si no quería saber nada conmigo me habría evitado, seguía repitiéndome a mí misma. Alguna que otra vez él me buscó, poniéndome una carita sonriente, jamás un buen día, un te extraño o un qué bueno que te conectaste. Jamás hubo muestras directas de afecto. Sin embargo él me repetía que no era muy demostrativo y que si no sintiera algo no perdería su tiempo chateando conmigo.
Con tan poco me fui conformando. Era como una adicción, no le escribía, lo extrañaba, lo odiaba, lo necesitaba, volvía me daba una pizca de su presencia y yo... me calmaba. Cómo si fuera una droga. Entonces volvía a comenzar el círculo vicioso en el cuál el objetivo parecía que lo necesitara.
Ya comenzó a negarme las llamadas por skype, siempre está ocupado, o viendo una peli o el perro está ladrando, cualquier excusa es válida para evitar esa conversación conmigo.
Creo que me enamoré de lo que pensé que era, una utopía. Me dibujé su personita en mi cabeza, dándole los atributos que creí debía tener. Pero él no es así. Quiere que vaya a verlo, me dice que en persona es distinto.
Pero cómo viajar 10 mil kilómetros cuando lo que tenés en frente se ve tan volátil, irreal, inseguro. No puedo sacarlo de mi mente.
Le dije que estoy ahorrando para ir a verlo, mentí... Después de todo él no es capaz de darme lo que necesito con palabras, qué me asegura que lo conseguiré cuando baje de un avión, 10 mil kilómetros lejos de casa?
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